Populus tremula L. Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

7293

El álamo temblón presenta un área de distribución extensísima, apareciendo desde los 38° de latitud en el norte de África hasta los 71° en Noruega. Su ámbito abarca toda Europa, y gran parte de Asia, principalmente por Rusia (hasta Siberia), Mongolia, China y Japón.

Es árbol de escasa longevidad, alcanzando muy raramente los 100 años, y siendo lo normal que crezca hasta una edad entre 50 y 80 años. Sin embargo, la desaparición del pie no implica la desaparición del organismo, debido a la frecuente reproducción clona.

La valencia ecológica del temblón es asimismo muy amplia, especialmente en sus exigencias climáticas. Presenta una notable tolerancia al frío en invierno, con referencias en Escandinavia hasta de heladas de –40 ºC y requerimientos de calor muy bajos durante el periodo vegetativo, siendo suficiente una temperatura media de 7,6 °C entre junio y septiembre (Börset, 1960). Esta tolerancia le permite alcanzar altitudes y latitudes muy elevadas. Por otra parte, también es capaz de vegetar en altitudes bajas, en zonas templadas y secas, siempre que haya suficiente humedad edáfica.

Prefiere suelos sueltos y con cierta riqueza nutritiva. Se desarrolla en suelos arenosos, limosos y algo arcillosos (con porcentajes de arcilla menores del 40%). Asimismo, aparece con preferencia en suelos sin caliza, aunque a veces se lo encuentra en rendzinas no descarbonatadas (Bengoa et al., 2003).

Los suelos habituales del álamo temblón son los bien drenados, pero en las zonas más secas puede abastecerse de las aguas freáticas, incluso en turberas y suelos de gley. Por eso en la Península Ibérica, límite sudoccidental de su distribución mundial, se encuentra con frecuencia en bordes de pantanos, sotos y riberas. Es una especie heliófila, como corresponde a su carácter pionero, si bien los brotes de raíz soportan algo de sombra, sobre todo en los sitios más cálidos.

Las tembledas en España suelen ser pequeñas, generalmente no mayores de una o dos hectáreas. Aparecen de novo solamente en zonas desnudas. Por ello son típicos en zonas que han sido perturbadas por incendios, avalanchas o cortas, taludes y cunetas, antiguos claros abiertos para el carboneo, prados de siega y huertos abandonados.

En estos sitios se comporta como especie pionera y frecuentemente acompaña a otras pioneras, como los abedules.

La floración tiene lugar entre febrero y abril en nuestras latitudes, madurando los frutos a continuación, de manera que en pocas semanas (4 a 8) se completa la producción de semillas y su diseminación. La abundancia de la floración está condicionada por las características del año en que se forman las yemas florales. Veranos secos y cálidos e inviernos fríos favorecen la floración en la siguiente primavera, mientras que veranos templados y húmedos, propios del clima oceánico, la inhiben. En el norte de España y Europa central el álamo temblón florece y produce semilla con frecuencia, aunque con fuertes oscilaciones, mientras que en las Islas Británicas lo hace muy raramente (Easton, 1997; Worrell et al., 1999; Sierra de Grado et al., 2003).

La fenología de la floración también sufre variaciones con las condiciones climáticas de cada año. Además, existe variación entre y dentro de rodales en la fecha de comienzo de la floración. Dentro del mismo árbol, no todos los amentos maduran a la vez, ampliando el período fértil del árbol.

Y dentro de un mismo amento puede hablarse también de un gradiente de maduración, de forma que ésta comienza en las flores ubicadas en la base del amento y continúa hacia el ápice del mismo. Se ha observado que la floración masculina es más variable dentro de un rodal que la femenina, pudiendo encontrarse en una misma fecha amentos masculinos en un más amplio rango de fases fenológicas que los femeninos (Álvarez, 2000; Marciel, 2002). La polinización es anemófila.

La formación de las semillas es rápida y su diseminación comienza enseguida. La producción de semillas es muy elevada si la polinización ha sido adecuada. Un álamo temblón puede llegar a desarrollar decenas de miles de amentos en un buen año de floración (Worrell et al., 1999) y cada amento produce entre 100 y 500 semillas.

Los amentos con escasa o nula polinización pueden llegar a desarrollar frutos, aunque ralos, poco vigorosos y sin semillas (Marciel, 2002). Las semillas son bastante exigentes en cuanto a las condiciones de temperatura y humedad para la germinación, pero si las encuentran germinan en pocas horas y en gran abundancia. Posteriormente, el establecimiento de las pequeñas plántulas también es una etapa delicada, necesitando un sustrato húmedo y removido, en un terreno descubierto, sin competencia.

En su primera etapa las plántulas son muy vulnerables, una lluvia puede descalzarlas y un poco de sequedad superficial provocar su marchitamiento (Easton, 1997). Otro factor que puede acabar con ellas es la presencia de herbívoros, para los que los jóvenes álamos temblones son muy apetecibles. La supervivencia de las plantas en su primer verano es baja (10-20%) y el primer invierno sobrevive el 45% de las restantes en función de las condiciones de humedad del terreno.

Esta especie también puede reproducirse de forma asexual, y la capacidad de emitir brotes de raíz del álamo temblón es muy destacable: un árbol puede producir cientos o incluso miles de brotes, a partir de una adecuada red de raíces superficiales y someras. El temblón posee una gran capacidad de emisión de renuevos: esta característica es notoria en todas las ubicaciones de la planta y se agudiza de manera extraordinaria en prados de siega y en parcelas de césped próximas a temblones; las heridas causadas a las raíces y el recorte de los brotes promueve la proliferación de éstos; esta gran proliferación se da también en las inmediaciones de los árboles cortados.