Las estructuras de paso para la fauna salvaje se utilizan para mitigar los efectos de las barreras y reducir la mortalidad. Son muchos los factores que afectan a su eficacia, entre ellos la tipología, la ubicación y el mantenimiento. La supervisión del uso de estas estructuras suele ser legalmente obligatoria, a menudo por las evaluaciones de impacto ambiental (EIA) en forma de seguimiento ambiental o dentro de planes de mitigación que se llevan a cabo durante los primeros años tras la construcción de la infraestructura. Este seguimiento a posteriori tiene por objeto detectar posibles problemas no previstos durante la EIA. Aquí revisamos la información proporcionada en 48 estudios realizados entre 2001 y 2018 sobre el uso de 1078 estructuras de paso diferentes situadas en 57 carreteras y 11 vías de alta velocidad de toda España, y evaluamos la utilidad de este tipo de estudios en el marco de la gestión adaptativa. Los estudios fueron realizados en su mayoría por las empresas encargadas de la construcción o explotación de la infraestructura y normalmente por consultorías subcontratadas. La mayor parte del trabajo de campo se realizó mediante cámaras trampa y seguimiento del polvo de mármol. Cuando se facilita, el esfuerzo de muestreo se da normalmente de forma agregada (por ejemplo, número de eventos de cruce por periodo de muestreo). Tras eliminar los estudios que no facilitaban el número total de días de muestreo, extrajimos datos sobre 13371 periodos de muestreo (232963 días-estructura de muestreo) en 922 estructuras de cruce, incluidas alcantarillas (46,5%), pasos inferiores (34,7%), pasos superiores (10,9%) y puentes, túneles, viaductos y ecoductos (5,7% agrupados). Se registró un mínimo de 91134 cruces de animales (algunos estudios no registraron el número de individuos que cruzaron) y 27319 cruces de vehículos o personas. Muchas especies diferentes utilizaron las estructuras, incluidas especies raras y amenazadas como el lince ibérico o el lobo gris. Casi la mitad de los eventos de cruce correspondieron a pequeños mamíferos y lagomorfos (49,8%), seguidos de carnívoros (18,2), aves (9,1), ungulados silvestres (3,2%), reptiles (2,2%) y anfibios (1,8%); mientras que los animales domésticos también fueron frecuentes (15,5%). A pesar de su heterogeneidad, los datos muestran indicios de mayores tasas de utilización de estructuras específicamente diseñadas para el cruce de fauna salvaje (ecoductos). Los estudios de tipo EPM son fundamentales para mitigar el impacto de las infraestructuras. Sin embargo, encontramos varios problemas a la hora de utilizar los datos: falta de objetivos y diseños de muestreo claros; no se proporcionan datos brutos; los datos se ofrecen en formatos agregados y no estandarizados, y no hay un registro claro de los esfuerzos de muestreo; muy rara vez había un seguimiento sobre la presencia o abundancia de las especies focales y normalmente sólo era en forma de información auxiliar asociada a observaciones casuales u obtenida con métodos diferentes; por último, no se registraban datos sobre la mortalidad asociada a las mismas infraestructuras y periodos. Con algunas excepciones notables, resultó difícil utilizar los datos de los estudios EPM para hacer generalizaciones sobre el diseño de las estructuras de paso. Por tanto, es necesario mejorar las normas sobre cómo diseñar, aplicar y notificar los estudios EPM en la mitigación del impacto de los proyectos de transporte.