La urbanización es una de las principales causas de extinción de especies. Estrechamente ligados a la urbanización están los sistemas viarios, que son una fuente de efectos bióticos y abióticos sobre el paisaje circundante. La existencia continuada de estos corredores se traduce en una enorme actividad humana (Forman & Alexander, 1998). En concreto, las carreteras definen y fragmentan bruscamente los ecosistemas forestales, lo que provoca cambios en la composición de las especies vegetales y en la estructura de la vegetación desde el borde de la carretera hasta el interior circundante.
Este trabajo evalúa los efectos de los bordes sobre la riqueza y composición de especies arbóreas en la laurisilva de Anaga, Tenerife, España. Los efectos de los corredores antropogénicos sobre la vegetación difirieron entre los lugares de estudio. El análisis multivariante reveló que la composición de especies está más relacionada con el lugar de muestreo que con el efecto del corredor, mientras que para la densidad se encontraron diferencias significativas entre el borde de la carretera y el interior del bosque pero no como un patrón regular. Esto sugiere que las principales perturbaciones del corredor en relación con el área basal de los árboles se limitan al borde inmediato de la carretera en la laurisilva, mientras que para la composición de especies no se encontraron diferencias significativas.
Las actividades humanas alteran los ecosistemas allí donde se construyen y con frecuencia modelan a medio o largo plazo su estructura y funcionamiento. Así pues, es esencial conocer el impacto de las nuevas infraestructuras y tecnologías sobre las especies para evaluar adecuadamente sus efectos previsibles en caso de que se generalicen. En este contexto, urge estimar la magnitud y las características de la mortalidad de aves por los ferrocarriles de alta velocidad (TAV), ya que (i) siguen siendo casi desconocidas, (ii) en varios países está prevista o en obras la extensión de los TAV para competir con el transporte aéreo, y (iii) debido a las velocidades de circulación superiores a 250 km/h cabe esperar que casi ningún ave pueda evitar ser arrollada por un tren que se aproxima. Se realizó un seguimiento estacional de la mortalidad de aves en dos tramos del TAV adyacentes a un espacio Natura 2000 de 10,6 km en la provincia de Toledo (centro de España), y se complementó con experimentos sobre detectabilidad de cadáveres y carroñeo para corregir sesgos de muestreo. Paralelamente se muestrearon estacionalmente las aves del entorno (24 transectos de 500 m de longitud) y se estimó la frecuencia de paso de aves por la infraestructura a partir de estaciones fijas de observación (574 estaciones de 10' cada una). La comunidad de aves mostró una abundancia media anual de 280,1 aves/km2, estando dominada por especies comunes de paisajes agrarios abiertos. Sin embargo, también fueron frecuentes especies de interés para la conservación como Otis tarda y Falco naumanni. Se estimó que la frecuencia media de aves que cruzaban la RLS era de 276,3 individuos/km hora, volando el 55,2% de ellas dentro de la zona de riesgo de colisión bajo la catenaria.
Los datos de mortalidad corregidos por sesgos de muestreo permitieron estimar la muerte total de aves en 91,3 aves muertas por km HSR y año. Tanto la frecuencia de paso por la infraestructura como la mortalidad de aves correlacionaron significativamente entre especies con su abundancia en la zona (r=0,77, p<0,001 y r=0,26, p<0,05). Así pues, la muerte de aves por el tren de alta velocidad es un proceso poco selectivo aunque algunas especies (por ejemplo, Alectoris rufa, Pica pica, Columba livia) sufren una pérdida desproporcionada debido a su comportamiento respecto a la infraestructura. Además, no sólo murieron paseriformes, sino también especies grandes y muy grandes como Otis tarda, Bubo bubo y Buteo buteo, lo que denota una amenaza tanto medioambiental como para la seguridad. Por lo tanto, concluimos que la mortalidad aviar en los ferrocarriles de alta velocidad es un tema preocupante debido a las características reales expuestas en el estudio. Así pues, es necesario (i) prestar atención al problema a lo largo de la planificación de la infraestructura, así como (ii) desarrollar las medidas correctoras adecuadas para minimizar la mortalidad aviar, con especial atención a los lugares de especial interés ornitológico.