Chamaemelum fuscatum (Brot.) Vasc. Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

154

Se encuentra en la región mediterránea occidental; y en la Península Ibérica en el sur y el oeste.

Florece de octubre a mayo.

Vive en pastizales terofíticos sobre sustratos húmedos o temporalmente encharcados, entre 100-900 m.

Se ha empleado en alimentación humana, tomándose la infusión de las flores secas en Cáceres endulzada con miel o azúcar, y como alimento para pájaros, en Jaén, pero su principal uso es como planta medicinal. Para la inflamación de encías, en Badajoz se realizaban enjuagues bucales con el líquido resultante de cocer las inflorescencias, una vez frío. Un uso más común en Extremadura ha sido como planta digestiva, preparando las inflorescencias en infusión en casos de molestias digestivas y como laxante; a veces se mezclaba con aceite de oliva para la indigestión, teniéndose como planta muy buena para entonar el cuerpo y útil si se presentan dolores cólicos. En algunas zonas, al menos de las provincias de Badajoz y Córdoba, se utiliza como sustituto de la manzanilla (Matricaria chamomilla L.), considerándola a veces de menor calidad como planta digestiva.

Por vía tópica se ha empleado el cocimiento en forma de lavados para aliviar picores vaginales, en Badajoz. En Cáceres se preparaba un jarabe contra los catarros, cociendo limón con manzanilla y miel. Las inflorescencias en decocción servían para aliviar los dolores reumáticos y a su infusión se le atribuyen también propiedades sedativas.

Para tratar conjuntivitis o cualquier tipo de irritación o molestia ocular, se realizaban preparados cociendo un puñado de capítulos florales en medio litro de agua y dejándolos enfriar, que se aplicaban posteriormente para el lavado ocular o en forma de colirio. En Valencia de Mombuey, Badajoz, para el alivio de los herpes o calenturas se mojaba la zona afectada con la infusión fría de los capítulos. En veterinaria, al ganado doméstico se le daban infusiones mezcladas con aceite de oliva, aguardiente o bicarbonato, a fin de aliviar los problemas digestivos, como “falta de rumia”, o acúmulo de gases, también llamado empancinamiento en Monfragüe, Cáceres.

En la comarca de Zafra, Badajoz, la decocción de tallos y hojas se aplicaba en forma de friegas contra las cojeras e inflamaciones de los animales y para curar heridas. Para dar brillo al pelo rubio o teñirlo de ese color, en Cáceres se lavaban el cabello con el cocimiento de las inflorescencias; para ello recolectaban los ejemplares más grandes, de modo que el líquido resultante tuviera gran concentración. Por el valor estético de sus flores, se usaron mucho tanto para el adorno personal como para la decoración del hogar, en ramilletes de jarrón.

Las niñas jugaban a ser mayores elaborando collares a base de ir engarzando en juncia (Cyperus longus L.), distintas flores y capítulos de esta u otras plantas, como la giralda (Chrysanthemum segetum L.). También jugaban al “me quiere, no me quiere” con las flores amarillas de la giralda y las blancas de las margaritas. La recolección de los capítulos florales se realiza en primavera, y posteriormente se dejaban secar a la sombra y se guardaban en tarros de cristal, o se colgaban en el patio y se ponían después en recipientes transpirables.

Con el fin de que la planta lograra ser más efectiva, se entendía que la recolección debía hacerse en una fecha determinada, como a comienzos de mayo, el día de la Cruz Bendita, en Cáceres, o después de la fiesta de la Ascensión, en Badajoz. En Badajoz se ha documentado que existe en el mercado tanto planta de procedencia silvestre, como de cultivos. Al respecto, en Cáceres consideran que es mejor “la de campo que la de casa [La cultivada]”.