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Espacios protegidos

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Nombre Figura de protección Descripción
Sotos y Riberas del Ebro Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat), Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
En su conjunto el río Ebro constituye un corredor ecológico fluvial que vertebra longitudinalmente la Comunidad Autónoma de La Rioja en un territorio intensamente humanizado que ha sufrido multitud de intervenciones que han transformado el paisaje convirtiendo la llanura aluvial en una gran zona agrícola y relegando los bosques de ribera principalmente a las orillas del cauce fluvial. En el río Ebro a su paso por La Rioja se pueden distinguir dos zonas bien diferenciadas. Una desde Haro hasta Logroño, en la que el río discurre encajado y sin apenas llanura aluvial caracterizado por un bosque de galería estrecho con abundantes alisos. Y otra desde Logroño hasta Alfaro, más caudaloso, tras recibir el agua de los ríos Iregua y Ega, en la cual la llanura aluvial aumenta. Como consecuencia encontramos un río meandriforme libre, que forma islas, antiguos cauces (madres), zonas temporalmente inundables, y donde se desarrollan auténticos “sotos”, en forma de amplios bosques de ribera, con mayor superficie. El espacio protegido Red Natura “Sotos y Riberas del Ebro” (ES2300006) comprende un total de 93,7 km de tramos fluviales del río Ebro en La Rioja que representan el 49 % de los 192 km que recorre el río Ebro desde las Conchas de Haro hasta Alfaro. Este espacio con una superficie de 1.704 ha, incluye siete espacios de ribera situados en los tramos inicial, medio y final del río Ebro a su paso por La Rioja: “Riberas del Ebro en Haro y la Sonsierra”, el más largo con 36,1 km de longitud; “Riberas del Ebro en Cenicero y Fuenmayor”, con 26 km; el “Soto de los Americanos”, el más pequeño abarcando 2,2 km de tramo de río Ebro; “Sotos de la Fresneda, Peñacasa y Cortados de Aradón”, que incluye 7,5 km; “Sotos de Calahorra”, recorriendo 9,6 km; “Sotos de Aldeanueva de Ebro y Rincón de Soto”, con 5,3 km de forma algo discontinua; y “Sotos del Ebro en Alfaro”, abarcando 7 km de río.
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Sierra de Gredos Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat), Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
En el centro de la península Ibérica, actuando de divisoria entre las cuencas del Duero y del Tajo, se levanta la cordillera Central, que alcanza en la sierra de Gredos su mayor relevancia. El tramo más ancho tiene 40 km en dirección Norte-Sur, y su longitud supera los 140 km en dirección Este-Oeste. Los materiales de la cordillera Central se originaron con el proceso tectónico que hizo emerger la península Ibérica de las aguas de un mar poco profundo, hace unos 300 millones de años, conformando estos materiales granítico-metamórficos la fracción más antigua del territorio hispano. Durante la Orogenia Alpina, estos materiales de nuevo fueron oprimidos entre dos placas terrestres. La consecuencia fue el levantamiento de la cordillera Central, fracturándose en bloques, unos elevados llamados «horsts» y otros hundidos, «grabens». Ya en el Cuaternario, la sierra sufrió importantes modificaciones a causa de la erosión de las aguas torrenciales, muy significativa en la vertiente meridional, y de la acción glaciar, principalmente en la vertiente septentrional, que impuso su peculiar morfología: valles en forma de ?U?, circos y lagunas glaciares, hombreras y morrenas. Se han contabilizado 41 glaciares en Gredos, con sus tres subtipos más característicos: de valle (Glaciar de la Nava, Glaciar de Bohoyo, Glaciar de Gredos...), de circo (Glaciar de la Cruz, Glaciar de Gamellones...) y de ladera (Glaciar de las Chorreras, Glaciar del Canchito...), constituyendo así el mejor conjunto de glaciarismo cuaternario en el interior de la Península. El corazón del Parque lo constituye el Circo de Gredos, en cuyo fondo se ubica la Laguna Grande, rodeada de un entorno en el que los cuchillares, galayos, riscos, gargantas y cubetas marcan los contrastes de un relieve accidentado, presidido por el pico Almanzor, que con sus 2.592 metros, es la máxima altura de todo el Sistema Central. El modelado periglaciar, mediante la gelifracción o rotura de las rocas por el aumento de volumen del agua infiltrada en sus grietas cuando se congela, origina el aspecto picudo de estas cumbres, con sus cuchillares ?«Los Galayos»?, canchales, etc. Debido a su situación geográfica, a los fuertes desniveles y a la distinta orientación de sus laderas, la sierra de Gredos representa un lugar excepcional en cuanto a su diversidad florística. Las diversas especies vegetales aparecen distribuidas en pisos superpuestos que alcanzan su culminación en el piso alpino, el más interesante de todos ya que en el mismo se han localizado un gran número de endemismos botánicos. En la cara norte el matorral es predominante, ya sea el piornal o la mezcla de leguminosas. La escasa vegetación arbórea de la cara norte está constituida principalmente por los pinares de Pinus sylvestris de Navarredonda de Gredos y Hoyos del Espino, así como por manchas de rebollo en el valle del Tormes. La encina se presenta predominante en estrato arbustivo con algunas formaciones adehesadas muy escasas. El mosaico de la vegetación se completa con la existencia de praderías naturales, pastos de siega, frutales y cultivos en los alrededores de los pueblos. En la cara sur, por el contrario, abundan los pinares de Pinus pinaster, alternándose con cultivos de olivos, viñas, cerezos e higueras en terrazas y bancales, o pequeñas masas de castaños (Castanea sativa) en las laderas que cobijan a los núcleos de población. La zona llana se dedica a cultivos o pastos extensivos y abiertas dehesas de encina, alcornoque o rebollo. Aparecen aquí jarales y brezales ocupando grandes extensiones. En las márgenes de todos los cursos de agua se instalan especies ripícolas de un modo testimonial. Reseñar la presencia de pequeños grupos o ejemplares aislados de loros (Prunus lusitanica) que se encuentra en la parte baja de las gargantas de esta cara meridional. La elevada altitud de esta Sierra, unida a la mayor continentalidad del clima en los pisos superiores, ha favorecido los fenómenos de aislamiento poblacional y la presencia de especies de fauna y flora de distribución típicamente eurosiberiana. Es de destacar la presencia de varias especies de flora rupícola endémicas de la sierra.
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Encinares de la Sierra de Avila - ZEPA Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
El espacio forma parte de la sierra de Ávila y sus estribaciones, situado al oeste de la capital de esta provincia. Se trata de un territorio de relieves suaves, con una altitud media de 800-1.500 m, donde se alternan colinas y lomas redondeadas con valles poco profundos. Los sustratos predominantes son granitos de edad paleozoica y arenas silíceas fruto de su descomposición, siendo frecuentes los berrocales. En el paisaje vegetal del espacio destacan las masas de encinar silicícola, con Juniperus oxycedrus y Lavandula stoechas pedunculata, adehesado en ocasiones y relativamente poco desarrollado pero que en ocasiones puede llegar a cubrir extensiones considerables de forma continua. Los escobonales de Cytisus scoparius y los jarales de Cistus ladanifer y Cistus laurifolius son los matorrales dominantes. Los usos ganaderos de buena parte del territorio favorecen el desarrollo de extensos pastizales de diferente naturaleza como vallicares, majadales y berceales. En la sierra nacen varios arroyos que pueden presentar algunos tramos con sotos relativamente bien conservados.
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Sierra de la Demanda - ZEPA Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
La sierra de la Demanda es un alargado macizo, situado en el límite septentrional del sistema Ibérico y que se encuentra articulado en torno a las sierras de San Millán, Mencilla y Neila. Su máxima altura, también es la culminación de la provincia, son los 2131 metros del pico San Millán. Las aguas superficiales de la Sierra de la Demanda son vertidas a cinco subcuencas, la del Tirón, Oca y Najerilla ? pertenecientes a la cuenca del Ebro ? y las del Arlanza y Arlanzón ? pertenecientes a la cuenca del Duero ?. Desde el punto de vista geomorfológico la sierra de la Demanda, en la que aflora un viejo núcleo paleozoico compuesto por pizarras, esquistos y cuarcitas, destaca por los restos dejados por el glaciarismo cuaternario en casi todas las cumbres de la sierra. Entre dichas formaciones destacan los circos glaciares de las lagunas de Neila, así como formaciones erosivas periglaciares (canchales, pedreras, derrubios, coladas y desprendimientos), otras expresiones del glaciarismo (sistemas morrénicos, depósitos, cubetas y valles colgados) o las singularidades geológicas que representan los afloramientos de rocas calizas en las cumbres elevadas de Muñalba o los filones de cuarzo en la zona de la Esculca. El glaciar de la cara norte de la cumbre de La Campiña dispone de un gran circo de paredes escarpadas abierto al nordeste, y otro inmediatamente inferior desde donde el glaciar emitió una lengua con sendas morrenas laterales, que hacia abajo, tienden a juntarse formando una morrena frontal. Este glaciar, origen de las lagunas Negra, Larga y de La Cascada, tuvo una longitud de unos 3 km desde la pared del circo superior hasta el frente terminal. Los abruptos relieves remodelados por ríos y arroyos permiten que en áreas relativamente pequeñas se encuentre una variada vegetación con presencia de hayedos en las laderas umbrías de hayas, rebollares de Quercus pyrenaica y extensos pinares de Pinus sylvestris. Como especies acompañantes aparecen, entre otros, robles albares (Quercus petraea), acebos (Ilex aquifolium) y puntualmente tejos (Taxus baccata). El melojar de la sierra de la Demanda, que se extiende desde el puerto de La Matilla (1.400 m) hasta el pueblo de Riocavado de la Sierra, se considera uno de los más extensos de la península Ibérica. Resultan especialmente sensibles por su vulnerabilidad las turberas, destacando por su singularidad la turbera flotante de la Laguna Larga.
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Monte Santiago Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat), Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Monte Santiago es un espacio predominantemente atlántico, situado en el extremo nororiental de la provincia de Burgos, caracterizado por un paisaje de calizas masivas dominantes que destacan morfológicamente dando lugar a una cresta o ?cejo calizo?, con algunos rasgos de descomposición locales (arcillas), y alternancia de margas grisáceas. El relieve toma la forma de una ondulada ladera que va subiendo hacia el norte, donde se corta bruscamente en el borde de un anfiteatro rocoso formado por las cresterías calizas de la fuertemente karstificada Sierra Salvada, que se extiende desde la peña Orduña hasta el impresionante salto donde nace el río Nervión, flanqueando por el suroeste la depresión diapírica del valle de Arrastaria, ya en territorio del País Vasco. La existencia de un paquete de calizas compactas, superpuestas a materiales margosos más blandos, origina escarpes verticales en los niveles más duros, mientras que en los blandos se desarrolla una ladera que se suaviza hacia el fondo del valle de Orduña. El Salto del Nervión, con sus más de 300 metros de altura y su peculiar forma de cola de caballo, conforma una de las cascadas más grandes y llamativas de toda Europa occidental. Esta cascada se ha originado gracias a la diferente erosionabilidad de margas y calizas, unido a una zona especialmente débil por su fracturación, consecuencia de la estructura diapírica de Orduña. Dentro del modelado kárstico resultan especialmente destacables los sistemas de cuevas de Pozalagua y Monte Santiago, y las amplias superficies de dolinas y lapiaces, así como el sumidero de la Fuente Santiago. El agua es un factor esencial en el modelado kárstico del paisaje, pero el territorio carece prácticamente de cursos de agua subaéreos. La ubicación biogeográfica de este Espacio, en una zona de transición entre la España atlántica y la mediterránea, marca la ambigüedad propia de las áreas intermedias, que se manifiesta en la variedad de la cobertura vegetal del área, quedando ésta representada por la riqueza de especies de muy distintas exigencias. Así las formaciones de encinares y quejigares se sitúan en las cotas medias y bajas de las laderas de la zona, encontrándose el Espacio dominado por un frondoso y bien conservado hayedo en las cotas más altas, donde también se encuentran presentes forestaciones de coníferas. Consecuencia de una degradación avanzada de la formación arbórea, se puede distinguir un matorral de espesura variable de encina (apenas existe el matorral de quejigo), junto a otros matorrales de brezos (ericáceas), aulagas (leguminosas), enebros, sabinas, boj, gayubas, espino albar, etc.
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Montes Obarenes Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat), Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Profundos desfiladeros son los protagonistas principales del paisaje de este espacio protegido. Las hoces excavadas por el río Ebro en Sobrón, el angosto desfiladero tallado por el río Oca en las proximidades de Oña y la garganta abierta por el río Purón en la sierra de Arcena son los más bellos ejemplos. El relieve de esta zona se constituye en la bisagra estructural que enlaza la cordillera Cantábrica y los Pirineos. Los pliegues anticlinales orientados de NW a SE configuran las principales cadenas montañosas de este Espacio, constituidos por crestas y bóvedas calcáreas de paredes verticales entre las que discurren los valles y depresiones. Se trata de un territorio de vocación forestal que alberga gran variedad de formaciones boscosas, fundamentalmente de frondosas, con notables extensiones de encinares, quejigares, rebollares, bosques mixtos y hayedos, así como de pinares naturales de pino silvestre y pino negral, variados pastizales y formaciones de matorral tales como las bujedas y los enebrales arborescentes. La riqueza de especies arbóreas y arbustivas que crecen en la zona viene dada por su situación a caballo entre las regiones biogeográficas atlántica y mediterránea. La compleja y accidentada orografía de este Espacio con una amplia gama de exposiciones y pendientes, los distintos tipos de suelos y la ambivalencia del clima, proporcionan un amplio espectro de posibilidades bioclimáticas para la instalación de esta variada vegetación. El resultado final es una auténtica encrucijada vegetal que supone la convivencia de una gran diversidad, riqueza y mezcla de especies de muy diferentes exigencias. Así en la zona conviven las hayas con las encinas, quejigos y alcornoques, los arces y serbales con los enebros y madroños, los brezos, aulagas y genistas con los tomillos y espliegos, y los prados de siega con las tierras cerealistas, siendo un fiel reflejo de un área estratégica de transición entre dos regiones biogeográficas.
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Sabinares del Arlanza - ZEPA Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Espacio intermedio entre dos unidades estructurales y estructurantes muy bien definidas, que son la cuenca terciaria del Duero y el sistema Ibérico. Desde el punto de vista litológico el espacio presenta una variadísima secuencia estratigráfica y litológica que ejerce notable influencia no sólo en las diversas unidades geomorfológicas sino también en el paisaje en su conjunto. Estos materiales no aparecen, en su mayor parte, en disposición horizontal, sino que están deformados en una serie de grandes pliegues ?que por su trascendencia en el relieve son una de las características definitorias del espacio natural- a los que se añaden algunas fallas y cabalgamientos. Los pliegues son las estructuras tectónicas más singulares y características, y las que le confieren una personalidad única como espacio de montaña media pero de gran anfractuosidad y espectacularidad. Se trata de una sucesión de pliegues sinclinales y anticlinales, todos con dirección noroeste-sureste. Son de destacar los sinclinales colgados de las mesetas del Gayubar, Peña Carazo, San Carlos y Peña Tejada. El territorio se encuentra a una altitud media de 850-1.200 msnm y se caracteriza por la abundancia de cortados calizos de origen fluvial, que surgieron como consecuencia de la erosión provocada sobre los bancos calizos del Cretácico Superior que forman el techo geológico, suavemente ondulado por la orogenia Alpina, dando lugar a un relieve general de paredes calizas escarpadas. En el espacio se encuentra el desfiladero de la Yecla, una profunda y estrecha garganta excavada por el arroyo del Cauce en los espesos bancos de calizas que caracterizan el relieve de las Peñas de Cervera. Desde el punto de vista de la vegetación el espacio se caracteriza por contener algunos de los sabinares de sabina albar (Juniperus thurifera) más antiguos y extensos de la región. Junto a esos sabinares, a veces mezclados con ellos, encontramos también una buena representación de encinares continentales en los que destaca la presencia habitual de la gayuba (Arctostaphylos uva-ursi) formando parte de su sotobosque. Completan este estrato arbóreo los pinares de Pinus sylvestris y Pinus pinaster, abundantes sobre todo por la zona sureste, y bosquetes de quejigos y rebollos de poca extensión, pero no por ello menos importantes. En el paisaje vegetal predominan, así, las formaciones abiertas de sabina albar y los encinares con sabina, formando mosaicos a menudo con varias comunidades de matorral y pastizal. Los primeros ocupan los páramos más elevados y continentalizados del espacio y los segundos sustituyen a los primeros en posiciones más térmicas y con suelos más desarrollados. Las mejores manifestaciones de sabinar tipo se localizan en los páramos de la Sierra de Carazo. En los ríos Arlanza y Mataviejas aparecen interesantes formaciones de bosque de ribera. Por otro lado, los pastizales ocupan vertientes poco pronunciadas, vaguadas y fondos de valle, y secundariamente áreas próximas a los núcleos de población. En muchos casos se desarrollan sobre suelos hidromorfos, regueros higroturbosos y enclaves manantíos. Destacan los pastizales acidófilos hidrófilos asociados a las dehesas con Quercus pyrenaica, pastos de diente meso-oligotróficos, los pastizales-juncales, los cervunales higrófilos, los pastizales de siega y los pastizales higrófilos neutrófilos de Molinia caerulea.
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Hoces del Alto Ebro y Rudron - ZEPA Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Ubicado al norte de la provincia de Burgos, en la zona de transición entre las regiones biogeográficas atlántica y mediterránea, caracterizado por extensas parameras de calizas duras con una topografía bastante llana, surcadas por profundas y sinuosas hoces fluviales y depresiones o valles estructurales formados por materiales blandos (arenas y margas), generadas por la acción erosiva de los ríos Ebro y Rudrón al toparse con sucesivas formaciones de calizas masivas, dando lugar a un sorprendente modelado kárstico sobre el páramo calizo de la Lora, en la zona de transición entre la meseta del Duero y la cordillera Cantábrica. La acción de las aguas sobre los materiales del Cretácico Superior ha creado una impresionante sucesión de cañones, gargantas y desfiladeros que casi llegan a alcanzar los 200 m. de profundidad. También son frecuentes las manifestaciones de la geomorfología kárstica, como las surgencias tobáceas, los relieves acastillados y las cuevas. Entre las surgencias, son de reseñar la resurgencia del río Rudrón en Barrio - Panizares después de su desaparición en el sumidero de Basconcillos del Tozo, y la Fuente de Orbaneja, poderoso manantial que surge de una de las cuevas cársticas del cañón del Ebro y que salva el gran desnivel hasta el río en cascadas. Las dos situaciones geomorfológicas diferenciadas (paramera y laderas del cañón), unido a la variedad litológica, determinan la presencia de diferente vegetación. En la superficie de paramera, además de unas condiciones climáticas más extremadas, el uso agrícola y ganadero ha debido ser tradicionalmente más extenso, de manera que en esta situación se encuentran grandes extensiones de pastos basófilos, encinares y quejigares, acompañados en los suelos más descarnados por enebrales y sabinares. En estos enclaves de páramo, se encuentran también forestaciones de pinos y cultivos de secano en los valles (Sedano, Zamanzas, Manzanedo). En las zonas con suelos más escasos vegetan extensas superficies de pastizales y de matorrales de sustitución, en los que se observa una dinámica tendente a la densificación del matorral derivada de la reducción de la carga ganadera extensiva. En las laderas de los cañones la vegetación cambia dependiendo de la orientación y la pendiente. En las laderas con menor insolación y suelos más profundos pueden encontrarse hayedos, mientras que en las laderas más expuestas se pueden encontrar encinares y en situaciones intermedias quejigares. En los paredones calizos se instalan comunidades de plantas rupícolas, mientras que en las riberas de los ríos Rudrón y Ebro se conservan buenas manifestaciones de la vegetación de ribera (favorecida por la inaccesibilidad de algunos tramos) con alisedas, saucedas arbustivas, fresnedas y tiledas de Tilia platyphyllos.
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Picos de Europa en Castilla y Leon Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat), Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Amplio Espacio de la región atlántica de más de 100.000 ha situado al noreste de la provincia de León, ocupando la parte occidental del macizo de los Picos de Europa. Abarca diez términos municipales que se extienden por los valles del Alto Porma, Valdeburón, Tierra de la Reina, Riaño, Crémenes, Alión, Alto Cea y cabecera del río Grande. Toda la zona se caracteriza por un relieve muy abrupto, presentando grandes desniveles, oscilando entre menos de 1.000 metros en los valles más profundos y más de 2.000 metros en los picos más altos, como el Tres Provincias (2.480 m), Pico Murcia (2.349 m), los Mampodre (2.190 m), Peña Ten (2.140 m) y Cuerna (2.155 m). Entre los materiales litológicos destacan las cuarcitas y areniscas en la sierra de Riaño y las calizas en el macizo de Mampodre. El área incluye interesantes lagos glaciares como el Lago de Isoba, Lago del Ausente, Lagunas de los Hoyos de Vargas y Pozo Butrero. En las zonas más elevadas, por encima de 1.700 metros, abundan los pastizales, cervunales y turberas, alternando con afloramientos rocosos. Los matorrales alternan entre los piornales en los mejores sustratos y las ericáceas en las áreas más degradadas. En las zonas de afloramientos rocosos abunda el matorral de enebros rastreros con Juniperus nana o Juniperus sabina acompañado de arándanos y gayubas. Son frecuentes las comunidades rupícolas que se desarrollan en las grietas y repisas de los paredones rocosos así como en los canchales de ladera. Los hayedos acidófilos son el bosque principal del Espacio, los tejos crecen en los barrancos umbríos y los robledales (rebollo, carballo y roble albar) ascienden por las laderas de sus montañas descarnadas. Es también característica la existencia de sabinares que se sitúan sobre suelos muy pobres del sur de Espacio, en torno al municipio de Crémenes. El abedul está representado por bosques que forman el límite natural de los hayedos silíceos de la zona y el acebo suele aparecer como acompañante en masas mixtas. Son de destacar los enclaves del Pinar de Lillo (pinar autóctono de Pinus sylvestris acompañado de hayas, abedules, acebos, etc.) y los bosques de Pardomino y Hormas, masas mixtas de robles albares, hayas y un abundante cortejo florístico. Las forestaciones con pino silvestre sobre brezales o piornales resultan frecuentes. En el Espacio se ubican las cabeceras de los ríos Esla, Porma y Cea, presentando profundos valles fluviales, a menudo encajonados, donde se mantienen puntualmente algunos bosques de ribera bastante bien conservados. En las llanuras de inundación se mantienen prados de siega y sebes. Tienen especial importancia asimismo, las comunidades propias de medios hidrófilos como turberas, brezales y praderas húmedas. En su interior se localiza además el embalse de Riaño, constituyendo el embalse del Porma una de sus fronteras al oeste.
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Sierra de los Ancares Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat), Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Espacio situado en el extremo occidental de la cordillera Cantábrica. Importantes alineaciones montañosas en forma de arco constituyen su límite norte y occidental, con altitudes máximas de 1987 msnm en el Pico Cuiña. Estas elevaciones contrastan con los profundos fondos de valle, que en ocasiones se sitúan por debajo de los 800 m de altitud, y recorren todo el Espacio. El importante gradiente altitudinal condiciona la existencia de ambientes muy heterogéneos en el conjunto de un Espacio que presenta una evidente morfología glaciar y unos valores etnográficos de gran interés paisajístico. La orogenia herciniana y más tarde alpina, junto al proceso de modelado glaciar, configuran este espacio como un conjunto de elevadas cumbres, con altitud entre 1.500 y 2.000 m, en el que una amplia red de fallas y fracturas ha favorecido la apertura de los valles, mientras que la acción del hielo ha dado lugar a profundos valles glaciares en forma de ?U?, circos y lagunas glaciares, y a depósitos morrénicos. Si bien la acción de los glaciares fue similar en los valles de ambas laderas de la sierra, fue superior en los valles orientales incluidos en el Espacio. Los materiales predominantes son las pizarras, areniscas y cuarcitas, aunque también se pueden encontrar calizas. Resulta notorio el contraste entre las cumbres talladas sobre duras cuarcitas y los valles encajados en terrenos pizarrosos. En lo referente a las formaciones vegetales, destacan las grandes extensiones de matorral producto de un intenso uso del fuego con objeto de crear zonas de pasto, hoy abandonadas en gran medida. En zonas protegidas del fuego, de difícil acceso o mayor grado de humedad, aparecen valiosas masas boscosas: castañares, robledales albares, puntuales hayedos, abedulares, acebedas y tejedas. En zonas de carácter más mediterráneo y de menor altitud se pueden encontrar rebollares y pequeños encinares con madroño (Arbutus unedo). Una importante superficie del Espacio se encuentra ocupada por forestaciones de coníferas. En el piso subalpino, la etapa clímax es un matorral bajo y denso formado por enebro rastrero y arándanos, alternando con las crestas, los pastizales psicroxerófilos, cervunales y turberas. Roquedos, lagunas (incluye la laguna de El Miro) y prados de siega completan este mosaico de formaciones, aportando ambientes de menor extensión pero de gran riqueza florística y faunística. En los cursos fluviales como en los ríos Cúa y Ancares, pertenecientes a la cuenca del Sil, aparecen alisedas y saucedas, en ocasiones, bastante bien conservadas.
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Montes Aquilanos Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
El espacio incluye las áreas más elevadas de esta extensa alineación montañosa situada en el suroeste de la provincia, en sentido noroeste-sureste, que incluye parte de los Montes de León (Montes Aquilanos y Sierra del Teleno) y que conforma de la división natural de las comarcas de la Cabrera, la Maragatería y el Bierzo. En él se alcanzan altitudes por encima de los 2000 metros y la morfología se caracteriza por laderas en general poco inclinadas. Geológicamente, el sector se caracteriza por un mayor dominio de los sustratos de naturaleza pizarrosa, con algunas introgresiones de calizas y dolomías paleozoicas, como ocurre en los Montes Aquilanos. Las zonas más altas están cubiertas de pastizales y matorrales, y presentan algunos roquedos de gran entidad y canchales. Según se desciende en altitud, los pastizales y matorrales dominantes en las zonas más elevadas van dejando terreno progresivamente a formaciones arboladas como encinares de Quercus ilex subsp. ballota, robledales marcescentes de Quercus pyrenaica y castañares, siendo estos los bosques autóctonos más reseñables. En las laderas y las zonas bajas se encuentran también extensas forestaciones de coníferas. En los valles (que en algunos casos se sitúan por debajo de los 1.000 metros de altitud) pueden localizarse prados de siega, huertas y algunos cultivos. Se incluyen además varios lugares concretos de interés como el Lago de Carucedo y la turbera de Xan de Llamas. En el Espacio destaca paisajísticamente por su belleza el entorno de Las Médulas, que consiste en una zona arcillosa con barrancos, cantiles y agudos cerros residuales resultado de un modelado derivado de la explotación minera de época romana. Paisajísticamente, el Espacio presenta alteraciones antrópicas derivadas de la recurrencia a lo largo de los años de grandes incendios forestales, junto con diversas actividades de minería (extracción de pizarra y caliza).
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Sierra de la Cabrera - ZEPA Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Espacio ubicado entre las provincias de León y Zamora, de las cuales constituye los límites suroeste y noreste, respectivamente, y que contacta con la provincia de Orense. La red hidrográfica del territorio se sitúa en el límite entre dos cuencas hidrográficas: la del Miño-Sil (río Cabrera) y del Duero (río Eria y río Tera). Predominan las pizarras cámbricas y las cuarcitas armoricanas (Ordovícico inferior), éstas últimas formando las máximas elevaciones. Toda la Sierra de la Cabrera presenta una elevada singularidad geomorfológica como consecuencia de los plegamientos hercinianos y su posterior reajuste alpino, con distintas consecuencias morfológicas según se trate de su sector meridional o septentrional en función de sus distintos materiales. Así en el sector norte, el armazón de la Sierra, a base de pizarras y cuarcitas, provocó que la fisonomía de ésta sea aserrada y dentada, debido también a que la erosión fluvial, motivada por un nivel de base muy bajo (el Miño), erosionase intensamente la vieja penillanura, creando valles en ""U"" con elevada diferencia de cota. El lago de Truchillas y el lago de la Baña son dos ejemplos de lagos glaciares de circo, testigos del glaciarismo que se desarrolló en esta zona durante diferentes fases del Cuaternario. El Lago de Truchillas se ubica en un circo rodeado de un anfiteatro de montañas, con una superficie de 0,04 km. cuadrados y de escaso fondo, se alimenta por algunos neveros de las partes más altas y por el arroyo de la Fuente de la Fermosina. Carece de morrena frontal, consecuencia de la ablación que la ha hecho desaparecer, revistiéndose sus escarpes de grandes bloques de cuarcitas, procedentes del derrumbamiento de sus paredes. Las laderas del valle de acceso (Valle del río Lago) están cubiertas de cantos de cuarcita, que forman el derrubio de las partes más altas de las montañas. Respecto al Lago de la Baña es de destacar la diferencia de nivel, de más de 600 metros, entre las alturas de la penillanura (Peña Trevinca - 2.127 m.) y el Lago (1.380 m). Junto a ello los efectos del glaciarismo cuaternario dejaron aquí su huella: un circo perfecto, las superficies pulimentadas y rocas aborregadas, y sobre todo la gran morrena terminal que envuelve a modo de arco la cuenca del anfiteatro, constituida por grandes losas pizarrosas y bloques angulosos, hasta de 30 m., que presenta un muy buen estado de conservación gracias a que el desagüe del lago se produce subterráneamente por debajo de dicha morrena, siendo casi nulo el efecto de ablación. El Lago es de escasa profundidad y superficie aproximada de 0,075 kilómetros cuadrados, aunque antiguamente debió ocupar todo el fondo del circo, pues éste se encuentra en gran parte cegado por sedimentos que constituyen hoy algunas praderas. Destaca también La Laguna, masa de agua de escasa superficie que está situada aguas abajo del Lago y se alimenta de su desagüe. El paisaje vegetal se encuentra condicionado por las frecuentes quemas para obtener zonas de pasto, lo que da lugar a la dominancia de los matorrales en sus laderas (brezales y piornales), aunque hay buenas representaciones en zonas de umbría y cursos de agua de bosque caducifolio (melojares y algún abedular) y amplias superficies procedentes de repoblación con coníferas, éstas últimas especialmente abundantes en el tercio más oriental del Espacio. Completan este paisaje silíceo, la vegetación anfibia lacustre y las comunidades fontinales de alta montaña, los cauces de agua con sus bosques de ribera (alisedas y saucedas arbustivas) y los pedregales y canchales asociados bien a los bosques o bien a las zonas de gran altitud donde comparten espacio con enebrales rastreros y vegetación quionófila y turbícola.
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Valle de San Emiliano Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat), Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Espacio situado en el extremo norte de la provincia de León, de elevado contraste desde el punto de vista geomorfológico, ecológico y paisajístico. El relieve varía desde las abruptas siluetas y elevadas altitudes de Peña Ubiña, el Alto de la Cañada, los Picos Albos o Peña Orniz, hasta las suaves y amplias vegas de los ríos caracterizadas por ricos prados, especialmente en el valle del río Luna. Se conservan en este Espacio numerosos rasgos morfológicos de origen glaciar (circos, morrenas laterales y frontales, horns o valles en artesa) y muestras de actuación de procesos kársticos debido a la relativa abundancia de formaciones carbonatadas (dolinas, uvalas, etc.), destacando los paredones rocosos calizos como uno de los elementos más llamativos y espectaculares del paisaje de la zona. Resulta destacable, además, la existencia de lagunas de origen glaciar y de ambientes higroturbosos. Entre ellas destacan la laguna de Las Verdes, las lagunas de La Mata, la laguna Grande, la laguna Lago y las turberas de La Fuente de La Bruja, de La Cueta y del Puerto de Somiedo. Además, la intensa actividad ganadera (con importante tradición trashumante y trasterminante) ha dejado su impronta en un territorio altamente manejado por el hombre, recorrido por numerosas vías pecuarias, pero que conserva una excelente calidad paisajística. El rasgo fundamental de la vegetación viene dado por el hecho de ser un punto de confluencia entre la vegetación atlántica y la mediterránea. Dentro de la zona delimitada se dan buenos ejemplos de ambos tipos de vegetación, pues la vegetación del norte del Espacio, típicamente atlántica, contrasta con los valles meridionales, en los que se aprecia un cierto grado de mediterraneidad, como demuestra la presencia de sabinares, junto con otros taxones propios de la región mediterránea. La existencia del sabinar constituye, sin duda, la característica más peculiar de la zona, pues esta formación, reliquia del Terciario, alcanza aquí el límite occidental de su área de distribución en Europa. En las zonas típicamente atlánticas la vegetación arbórea está dominada por los bosques caducifolios de roble, principalmente de roble albar, aunque son frecuentes, en la vertiente meridional, las formas híbridas con el melojo y el carballo. Puntualmente, en los enclaves septentrionales y de elevada humedad, aparecen formaciones de haya. Avellanares y abedulares completan, a grandes rasgos, el mosaico arbóreo. Pastos y prados ocupan sus ricos valles, acompañando a las variadas representaciones de la vegetación de ribera.
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Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat), Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Espacio situado al norte de la provincia de Palencia, formando parte de la Montaña Palentina en la vertiente meridional de la cordillera Cantábrica. Se trata de un territorio muy montañoso y que se caracteriza por las elevadas altitudes de sus cumbres con picos de más de 2.000 metros como el Curavacas (2.528 m), Peña Prieta (2.538 m) o el Espiguete (2.450 m) y por los fuertes desniveles en los fondos del valle que pueden situarse sobre los 1.000 metros. Desde el punto de vista geomorfológico, las calizas de la Montaña Palentina han permitido un importante modelado kárstico, sobre todo tipo hipógeo (Sima del Espigüete, Sima del Anillo, Cueva del Cobre, Cuevas de Tremaya). Durante el Cuaternario, el glaciarismo fue muy importante como así lo atestiguan los circos, umbrales, valles en artesa y sistemas morrénicos terminales que constituyen un conjunto típicamente alpino. Se trata de un territorio bastante complejo geológicamente con sustratos paleozoicos de diferente naturaleza (calizas, pizarras, conglomerados, areniscas...). La variedad de sustratos, exposiciones, pendientes y condiciones climáticas (algunas zonas del sur del Espacio están sometidas a condiciones de clima mediterráneo, mientras la mayor parte del mismo está inmerso en condiciones atlánticas), así como el rango altitudinal (están representados los pisos supramediterráneo, montano y subalpino) favorecen la presencia de una gran variedad de comunidades vegetales y de gran interés botánico. En este espacio nacen los dos ríos más importantes de la provincia, el río Carrión, en la Laguna de Fuentes Carrionas (2.230 m) y el río Pisuerga en la Cueva del Cobre, al sur de la Sierra de Peña Labra. En el valle del río Carrión contrastan las fuertes pendientes de escasa cobertura vegetal y predominio de roca con valles de amplia cobertura arbustiva, mientras en la cuenca del Pisuerga destacan por el contrario la presencia de extensas masas arboladas que se asientan sobre un relieve menos acentuado. Estos dos ríos y sus afluentes presentan tramos embalsados dentro del espacio (embalses de Compuerto, Camporredondo, Requejada y Cervera-Ruesga). Asimismo, se encuentran presentes numerosas turberas y zonas húmedas de gran interés como la Turbera de Cantos, Turbera del Sel de la Fuente, Turbera del Ves, Lago del Pozo de Curavacas, Laguna de Fuentes Carrionas, Laguna de las Lomas, Laguna del Ves y Laguna de Pozo Oscuro. Entre las formaciones boscosas encontramos encinares (Quercus ilex subsp. ballota), melojares (Quercus pyrenaica), quejigares (Quercus faginea subsp. faginea) y hayedos acidófilos y calcícolas (Fagus sylvatica). A estos tipos de bosque hay que añadir los enebrales de sabina albar (Juniperus thurifera), aquí en su límite norte de distribución en la península Ibérica. Cabe mencionar la existencia de una pequeña y singular tejeda (Taxus baccata) con ejemplares de gran talla y las acebedas (Ilex aquifolium). Los matorrales son también muy variados, destacando los del piso subalpino con enebrales de Juniperus communis subsp. alpina en zonas elevadas sobre sustratos silíceos y sabinares de sabina rastrera (Juniperus sabina) a las mismas alturas, pero sobre sustratos calcáreos. Los pastizales de siega y de diente y los diferentes pastos de altura, añaden riqueza al conjunto. Son destacables además las ricas comunidades de pedreras y roquedos.
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La Nava-Campos Norte Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
El espacio incluye una extensa superficie de llanura (unas 55.000 ha) de la comarca de Tierra de Campos, entre las provincias de Palencia, Valladolid y León, extendiéndose por el oeste hacia las terrazas del río Cea. Se encuentra integrado dentro de la gran cuenca sedimentaria de la submeseta norte donde el zócalo paleozoico, fracturado y hundido en la orogenia alpina, está recubierto por materiales sedimentarios terciarios (blandos- arcillas, margas y arenas - en la parte inferior y más resistentes ?calizas- en la superior). En esta zona predominan las campiñas, de materiales arcillosos, entre las que destacan algunos oteros o cerros-testigo (restos de antiguos páramos de naturaleza calcárea). El paisaje se caracteriza por su relieve llano o ligeramente ondulado (750-800 metros de altitud media), de amplios horizontes, y prácticamente deforestado, con sólo algunos pequeños bosquetes aislados de encinas, pequeñas alamedas y forestaciones de coníferas, estando dedicado en su mayor parte al cultivo de cereal de secano con una pequeña proporción de cultivos de regadío. Es atravesado, principalmente, por los ríos Sequillo, Valdeginate y el ramal ?Campos? del Canal de Castilla, estando caracterizados la mayor parte de sus tramos por el excesivo desarrollo de helófitos como consecuencia de los dragados periódicos realizados. El Espacio también incluye pequeños tramos de los ríos Cea y Valderaduey. En el sector más oriental destaca la presencia de los humedales de ?La Nava?, ?La Güera? y ?El Hoyo? procedentes de la recuperación en 1990 de una pequeña parte del complejo histórico de humedales endorreicos de ?La Nava?, manteniendo durante todo el año extensas superficies de pastizales de encharcamiento temporal. La antigua laguna de La Nava fue uno de los humedales interiores de mayor extensión de España con una superficie de lámina de agua de unos 8 kilómetros de largo por entre 3 y 5 kilómetros de ancho, con aguas someras y oscilando la superficie inundada, según las precipitaciones de cada temporada, alrededor de las 2.500 hectáreas de superficie media que ostentaba la laguna de la Nava antes de ser desecada entre los años 40 y 50 del pasado siglo. En la actualidad la superficie de la laguna de la Nava ronda las 300 hectáreas, siendo inundada, anualmente, de manera artificial mediante el transporte de agua procedente del canal de Castilla.
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