Certhia brachydactyla Brehm, CL, 1820 Nombre preferente:

Agateador común

Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

10733

Mundial. Restringida al SO del Paleártico occidental, desde Portugal y Francia por el oeste, hasta Polonia, Hungría y Bulgaria por el este, y desde el Mediterráneo hasta el sur de Dinamarca. También está presente en los macizos montañosos del norte de Marruecos, Argelia y Túnez. Su área de distribución se prolonga por el este y ocupa la zona occidental de Turquía (principalmente las áreas más próximas a las costas) y el sector occidental del Cáucaso.

De las islas mediterráneas sólo ocupa Sicilia y Creta (Hagemeijer & Blair, 1997). España. Distribuida por gran parte de la Península, aunque menos frecuente e incluso ausente en la zona suroriental, y en los sectores más deforestados de los valles del Ebro, Guadalquivir y las submesetas norte y sur.

El 85% de la variabilidad observada en su frecuencia de aparición en cuadrículas UTM de 10x10 km puede ser explicado recurriendo a variables ambientales (Carrascal, [en línea b]). Los fenómenos puramente corológicos tienen muy poco efecto al determinar su distribución. Las variables más influyentes son la insolación y la precipitación durante abril-junio, de manera que en las áreas con un porcentaje de días despejados inferior al 62% y precipitación mayor de 175 mm, es más frecuente (84% de las cuadrículas UTM 10x10 km ocupadas) que en las áreas de mayor insolación y menor pluviosidad (56% de ocupación).

La cobertura de suelo agropecuario le afecta de modo negativo, especialmente en las áreas mediterráneas más secas donde, si la cobertura de suelo de uso agropecuario es mayor del 36%, es mucho menos frecuente (43% de cuadrículas UTM 10x10 km ocupadas) que en áreas con menor uso agropecuario (frecuencia de aparición = 78%). En los sectores mediterráneos de la Península está afectada positivamente por la presencia de ríos y arroyos. En la región mediterránea más seca también le afecta positivamente la altitud (evita las zonas más bajas, especialmente aquellas con menor presencia de cursos fluviales) y la presencia de formaciones agropecuarias arboladas abiertas.

Es una especie generalista de medios forestales, más abundante en bosques maduros. Su abundancia relativa a escala local covaría negativamente con la temperatura media anual y la densidad de arbolado jóven (menos de 20 cm de diámetro; Tellería & Santos,1994). Ocupa repoblaciones de coníferas mediterráneas, aunque es muy escasa o está ausente en las localizadas en áreas más secas (López & Moro, 1997; Díaz et al., 1998).

Bien distribuida desde el nivel del mar hasta los 1.600 m en Pirineos, pero es muy escasa de 1.600 m a 2.000 m (Muntaner et al., 1983; Elósegui, 1985). En la sierra de Guadarrama asciende hasta 1.900 m en los bosques subalpinos de pino silvestre (Tellería, 1987; Carrascal, 1989). En Sierra Nevada también asciende hasta los 2.000 m de altitud (Pleguezuelos, 1992).

Es una especie estrictamente insectívora que busca el alimento en los troncos y ramas gruesas, principalmente a altura medias y bajas dentro del arbolado (Carrascal en Salvador y Morales, 2011). A escala de todo el territorio nacional, habita una gran variedad de ambientes arbolados, incluyendo desde mosaicos agropecuarios hasta bosques maduros, aunque manifiesta una marcada selección por una amplia variedad de bosques densos bien desarrollados (pinares/abetales, hayedos, robledales, encinares/alcornocales, bosques mixtos y de ribera). Las mayores densidades medias se han registrado en pinares/abetales (14,6 aves/km2), y encinares/alcornocales (9,8 aves/km2). Su abundancia media en bosques es tres veces más elevada en el piso Termomediterráneo que en los pisos Eurosiberiano, Supramediterráneo o Mesomediterráneo (Tellería et al., 1999).

Prácticamente está ausente de zonas urbanas y de hábitats predominantemente desarbolados como matorrales, pastizales y cultivos de herbáceas, donde alcanza densidades medias de menos de 0,5 aves/km2. En Cataluña las mayores densidades de agateadores europeos se han registrado en encinares/alcornocales (promedio de 27 aves/km2), pinares montanos (23 aves/ km2) y bosques caducifolios (20 aves/km2), mientras que es muy escaso en terrenos muy poco arbolados como cultivos herbáceos, viñedos, pastizales y matorrales (menos de 3 aves/km2; Guayar en Herrando et al., 2011). En el centro de la península Ibérica (Huertas en Del Moral et al., 2002; Carrascal en Salvador y Morales, 2011), es más abundante en fresnedas (42 aves/ km2), pinares montanos de Pinus pinea y P.

pinaster (25 aves/km2), sotos fluviales (24 aves/km2), robledales de Quercus pyrenaica (14 aves/km2) y encinares (12 aves/km2). Muy parecidas preferencias de hábitat muestra la especie en el norte de España (País Vasco), siendo mucho más abundante en invierno en robledales de Q. robur y Q.

pyrenaica, hayedos y pinares de repoblación (de 14 a 25 aves/km2) que en otras formaciones ambientales (Tellería y Galarza, 1990; Gainzarain, 2006). Aunque es una especie relativamente ecléctica en cuanto al tipo de bosque, prefiere aquellos de arbolado con corteza rugosa y gran cobertura de líquenes, ya que aquí hay más disponibilidad invernal de los artrópodos de los que se alimenta y tiene más éxito de búsqueda de alimento (Carrascal y Tellería, 1989). Tiene una gran amplitud de distribución altitudinal, ya que se ocupa bosques desde el nivel del mar hasta los 2.700 m s.n.m.; en Cataluña y en Madrid sus mayores abundancias medias se registran a 900-1.200 m, para disminuir a un tercio a altitudes de más de 2.000 m.

En los pinares montanos y subalpinos de P. sylvestris de la sierra de Guadarrama, la variación espacial de su abundancia invernal está más influida por el grado de insolación que reciben las diferentes parcelas de bosque, que por la disponibilidad de alimento, la altitud o la densidad de pinos maduros (Carrascal et al., 2001). En pinares mediterráneos de P.

halepensis ocupa en invierno bosques secos situados en laderas sur o en valles que no utiliza durante el periodo reproductor (López y Moro, 1997). Los temporales fríos en bosques de montaña conllevan disminuciones locales de abundancia debido a desplazamientos altitudinales (Carrascal, 1988). Las repoblaciones forestales de pinos no parecen afectarle negativamente, ya que cuando el arbolado supera los 14 m de altura alcanza similares o mayores densidades invernales que en robledales o hayedos (Tellería y Galarza, 1990).

En las repoblaciones de Pinus radiata del País Vasco atlántico su abundancia se duplica con el crecimiento del pinar al pasar de los 8 años y 8 m de altura (10 aves/km2) a los 23 años y 18 m de altura (25 aves/km2; Carrascal, 1986b). Por el contrario, los eucaliptales son un medio muy poco favorable para esta especie, ya que los ocupan con bajísimas densidades (menos de 1 ave/km2) debido a la corteza lisa de los eucaliptos y a la poca disponibilidad de artrópodos en ella (Tellería y Galarza, 1990, 1991). La fragmentación forestal afecta muy negativamente a la distribución invernal de esta especie, estando sólo presente en fragmentos de encinar de más de 150 ha de superficie (Santos y Tellería, 1997).

No evaluado.

Sus principales amenazas son la excesiva fragmentación del hábitat (posiblemente por el aumento de la depredación y la limitación de la dispersión de los individuos fuera del periodo reproductor) y la gestión forestal tendente a extraer los árboles maduros que le proporcionan lugares de alimentación, nidificación y de refugio durante el invierno.

Propuestas: - Conservación del hábitat. - Control del uso de plaguicidas.