Mandragora autumnalis Bertol. Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

6209

Se encuentra en toda la región mediterránea; en la Península Ibérica, en el sur y suroeste; también en las Islas Baleares.

Florece de septiembre a diciembre.

Vive en medios ruderalizados, como cultivos, márgenes de caminos, terraplenes y vegas, entre 400-900 m.

Actualmente es poco el uso medicinal que se le da, debido a su alta toxicidad. No obstante se han registrado algunos usos curativos como en la provincia de Jaén, donde se aplicaba la semilla en unos casos, o los frutos machacados en otros directamente donde se tuviera un sabañón (eritema pernio). En Valdepeñas de Jaén se usaba como excitante sexual. Para ello se secaba la planta y posteriormente se fumaba.

Tanto las hojas como las raíces son consideradas tóxicas o venenosas en varios puntos de la Península y Baleares, principalmente en las provincias de Jaén, Córdoba y en la isla de Mallorca. En algunas ocasiones las hojas son ingeridas por equivocación, ya que se pueden confundir con las de las acelgas, lechugas o espinacas, provocando graves intoxicaciones y alucinaciones. Desde la Antigüedad son muchas las leyendas asociadas con esta planta, como parte de los rituales llevados a cabo por las brujas.

En Valldemossa, Mallorca, se dice que las brujas salían por la noche a buscarla y que “tanto si la arrebatan con luna como si la arrebatan de día, es alucinógena, así que no te preocupes” probablemente haciendo referencia a una antigua creencia por la cual al ser extraída la planta, su raíz (de forma antropomorfa) gritaba, matando o volviendo loco al que la oyera, por lo que había que seguir ciertos protocolos al arrancar la raíz. Uno de ellos era atar al perro a la planta de modo que cuando este acudía a la llamada del amo, daba un tirón a la planta y la arrancaba.