Curruca undata (Boddaert, 1783) Nombre preferente:

Curruca rabilarga

Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Indeterminado

    Identificador:

80931

Mundial. Típicamente mediterránea, ocupa gran parte de la península Ibérica, zonas templadas del oeste y sur de Francia, islas Tirrénicas, península Itálica y franja costera del Magreb (Hagemeijer & Blair, 1997). Además se encuentra en el sur de Gran Bretaña. España.

Se encuentra bien distribuida por zonas de matorral de toda la Península con ausencias significativas, al ser zonas con hábitat favorable, en diversos puntos de la cornisa cantábrica y de Extremadura, seguramente en esta última por una menor cobertura de la prospección. En Baleares ocupa Menorca y, recientemente, el NE de Mallorca. Ausente de las islas Canarias.

Cría en Ceuta pero no se ha localizado en Melilla. Se trata de una especie politípica de la que en España se encuentran varias subespecies: la nominal en el NE de la Península e islas Baleares, dartfordiensis en el NO y toni en el centro y sur (Cramp, 1992). Ocupa extensa y uniformemente las regiones de influencia claramente mediterránea y las zonas térmicas de influencia atlántica como Galicia y occidente de Asturias.

En el interior se distribuye de modo continuo por el valle del Ebro y de modo más discontinuo por ambas mesetas donde se rarifica en comarcas de clima más continental. No parece haber variado en los últimos años su área de distribución salvo la reciente colonización de la isla de Mallorca.

La curruca rabilarga selecciona positivamente áreas de matorral durante la invernada, así como formaciones de coníferas (enebrales, sabinares y pinares). Más puntualmente, también puede aparecer en eucaliptales. Esta preferencia invernal por medios relativamente térmicos y complejos, como matorrales y formaciones arbóreas, es coherente con los patrones citados en otros estudios (Tellería y Santos, 1985; Tellería et al., 1988c; Carrascal et al., 2002). La configuración ambiental que maximiza su frecuencia de aparición en la Península, con una presencia media del 30% de los muestreos, corresponde a zonas en las que la cobertura de matorrales es superior a 24 km2 y la temperatura media invernal mayor de 9,5 ºC.

No obstante, en zonas con menor cobertura arbustiva también puede promediar frecuencias de aparición importantes, (21%) en localidades donde las precipitaciones invernales son inferiores a 92 mm. Aunque sin selección positiva, el espectro de otros tipos de masas forestales donde la especie está presente en invierno es asimismo amplio, e incluye encinares y alcornocales, robledales, bosques mixtos y formaciones de ribera. Además, también utiliza, en cierta medida, otros ambientes con fisionomía muy distinta: cultivos de secano, herbazales, viñedos, mosaicos agropecuarios e, incluso, regadíos.

Además de esta gran variedad de ambientes, en el sureste peninsular ha sido citada como invernante en medios tan poco habituales como carrizales (Paracuellos, 1997). Para el conjunto de España, utiliza como invernante 18 de los 24 ambientes tipificados en este atlas, aunque con densidades muy dispares. Las mayores abundancias relativas se observan en matorrales, donde se superan ampliamente las 30 aves/km2.

Los mosaicos agropecuarios fragmentados presentan densidades medias superiores a 15 aves/km2. Pinares (10 aves/ km2), encinares y alcornocales (6 aves/km2) y cultivos de secano (4 aves/km2) completan el listado de ambientes con mayores abundancias. En el centro de la Península, los enebrales con encinar y las áreas de matorral (de mayor a menor densidad: matorrales bajos como cantuesares y tomillares; jarales, retamares y coscojales), han sido señalados como los ambientes con mayores abundancias invernales (Cano en Del Moral et al., 2002).

En similar ámbito geográfico, Carrascal et al. (2002) encontraron las mayores abundancias en roquedos montanos y, secundariamente, en matorrales (jaral montano y brezal) y en encinares.

Reproductor: 1.700.000-3.000.000 parejas.

No se han encontrado amenazas que afecten a la especie. Al ocupar zonas de jarales y otras etapas de sustitución de masas forestales abundan sus hábitats apropiados. Se ve favorecida por el abandono de cultivos en zonas de agricultura de montaña. Localmente se ve muy afectada por los incendios reiterados de matorrales montanos para la creación de pastos, y por la intensificación de la agricultura ya que desaparecen zonas residuales de matorrales.

En áreas de la cordillera Cantábrica, Montes de León, La Cabrera y Galicia, los brezales y tojales que ocupa están siendo en muchas ocasiones eliminados para la creación de monocultivos forestales.

Propuestas: - Protección del hábitat.