Plecotus auritus (Linnaeus, 1758) Nombre preferente:

Murciélago orejudo dorado

Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

10715

Presente en todo el Paleártico. En la Península Ibérica ocupa los sistemas montañosos de la mitad septentrional. No se encuentra en las Islas Baleares ni en las Canarias. Los puntos de color azul claro pueden corresponder con citas de Plecotus austriacus.

Las hembras alcanzan la madurez sexual a los dos años de edad. El apareamiento se produce a lo largo del otoño, invierno y puede prolongarse hasta primavera. Las colonias de cría se constituyen a comienzos de mayo. En Gran Bretaña la gestación dura entre 60 y 70 días.

Las hembras paren hacia mediados de junio una sola cría, que pesa alrededor de 2 g y al cabo de 20 días alcanza un peso similar al del adulto, a las cuatro semanas el tamaño del antebrazo es como el del adulto y a los 40 días inicia su independencia.

En la región eurosiberiana su hábitat más característico es el bosque caducifolio. Mientras que en la región mediterránea se localiza en enclaves montañosos tanto en bosques húmedos de hoja caduca como en los perennifolios más secos. Durante el invierno es más común en cavidades y túneles. En la época de actividad se localiza en huecos de árboles, desvanes o edificaciones para guardar ganado.

Es la especie que más frecuentemente utiliza las cajas instaladas para favorecer el asentamiento de aves y murciélagos. Las áreas de caza se localizan en las proximidades de los refugios generalmente a una distancia inferior a 1 km, con mayor frecuencia en el interior de los bosques, aunque también pueden observarse en jardines y parques. Aparece desde el nivel del mar, en el tercio norte, hasta los 1.620 m en el Sistema Ibérico.

En Gran Bretaña, la dieta se compone principalmente de lepidópteros nocturnos (noctuidos), coleopteros, dípteros y arácnidos que recogen del suelo o de las ramas de los árboles.

Desconocido.

No existe ningún plan global específico de conservación estatal o regional para la especie. El mantenimiento de las poblaciones requiere la protección y conservación de los árboles viejos en los que acostumbra a instalar sus colonias. Se debería evitar también la progresiva pérdida de superficie forestal. De modo simultáneo, hay que evitar el uso masivo e indiscriminado de insecticidas.

Con el fin de favorecer la disponibilidad de refugios se debería llevar a cabo un plan de instalación y seguimiento de refugios artificiales en todos los bosques donde la carencia de refugios naturales es patente, bien por tratarse de repoblaciones jóvenes o por la sobreexplotación a la que están sometidos.

Dado que se trata de una especie muy ligada a ecosistemas forestales cuyas colonias de cría se ubican en oquedades de árboles añosos, las principales amenazas las constituyen la desaparición de bosques, ya sea por sobreexplotación forestal o por incendios, y la tala de árboles de gran porte. Al habitar en pinares (Paz, 1984; Paz et al., 2000) podría verse afectado por la fuerte disminución de macroinvertebrados que produce el uso de pesticidas para controlar las poblaciones de procesionaria (Guillén et al., 1991). El tratamiento de maderas de desvanes, sobrados y techumbres con productos contra insectos xilófagos ha provocado mortalidades en algunas colonias, al menos en el País Vasco y en Castilla y León (Aihartza, 2001; Fernández-Gutiérrez, 2004). A menudo, también utilizan cuevas, principalmente durante la invernada.

Las molestias en este periodo, la pérdida de refugios (Ibáñez, 1998) y los actos vandálicos sobre las colonias constituyen factores de riesgo añadidos.

Durante el invierno los individuos suelen encontrarse aislados, mientras que durante el período de actividad se forman colonias en cuya composición la proporción de machos y hembras varía a lo largo de todo el período. Las hembras muestran una gran filopatria tanto a sus refugios como a sus colonias. Especie sedentaria que no suele desplazarse grandes distancias entre los refugios de cría e hibernación. El desplazamiento máximo observado ha sido de 42 km.

Las poblaciones de los sistemas Central e Ibérico se consideran de la subespecie endémica P.a. Begognae.

Solamente el acúmulo de excrementos en desvanes puede originar algún perjuicio.

No hay datos globales sobre el tamaño de la población, para lo cual se necesitaría una metodología específica para especies forestales. No obstante, se la considera como una de las especies forestales más abundantes, con densidades de hasta 4 a 5 individuos por hectárea (Benzal, 1991), aunque su distribución se restringe a enclaves de bosque por encima de los 1.000 metros (Paz, 1984). En áreas atlánticas parece relativamente abundante e incluso en algunas zonas ha incrementado su presencia, probablemente debido al establecimiento de cajas refugios en áreas forestales (Paz y Alcalde, 2001). Sin embargo, se tiene constancia de la desaparición de varias colonias de cría (Aihartza, 2001; Férnández-Gutiérrez, 2002).

Propuestas:- Conservación de los árboles viejos en las masas boscosas. - Control del uso masivo de insecticidas. - Investigación y seguimiento para conocer mejor su distribución, status y dinámica poblacional. - Colocación de cajas refugio para murciélagos arborícolas como medida substitutoria de árboles viejos con oquedades.

Existentes: - Orden 56 de 23 de junio de 1998 de la Consejería de Desarrollo Autonómico, Administraciones Públicas y Medio Ambiente por la que se regula el régimen de concesión de subvenciones para la protección de refugios de murciélagos en La Rioja (BOLR nº 78, 30/06/98).