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Espacios protegidos

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Nombre Figura de protección Descripción
Lagunas de los Oteros Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat)
(Categoría UICN: No aplica)
Este Espacio se incluye en el sector leonés de la comarca de Tierra de Campos, al sureste de la provincia León. Se ubica entre las vegas de los ríos Esla y Cea, caracterizándose por una alternancia entre grandes zonas llanas cultivadas, mayoritariamente de cereal de secano, y pequeñas colinas elevadas sobre el resto del paisaje, donde todavía se localizan zonas de paramera, matorral y algún encinar y quejigar, generalmente degradados. Varios arroyos cruzan toda el área, formando pastizales y herbazales naturales o cultivados. Lo más destacable es un rosario de pequeñas lagunas esteparias estacionales. Este Espacio se encuadra en la extensa comarca natural de Tierra de Campos, y dentro de ella en la comarca de los Oteros. Se trata de una zona de terrazas fluviales elevada con respecto a las vegas de los ríos Esla (al oeste) y Cea (al este), con una gran zona plana central y pequeñas pendientes hacia la periferia y hacia los pequeños arroyos que discurren por el interior de norte a sur, que son el arroyo Corcos, el arroyo del Valle y el arroyo de la Reguera de Corrales. El paisaje del Espacio se caracteriza, por tanto, por una alternancia entre grandes zonas llanas dedicadas mayoritariamente al cultivo de cereal de secano (con alguna forestación de coníferas) y pequeños oteros o cerros testigo (restos de antiguos páramos), en los que se encuentran, tanto en su paramera como en las cuestas, pastizales, matorrales y algún encinar y quejigar, generalmente degradados. Rompiendo la tónica general del paisaje aparecen vaguadas formadas por pequeños arroyos con juncales y praderas, cultivos de chopos y pequeñas lagunas, charcas o lagunillas, con aguas permanentes o temporales, siendo los medios más característicos del Espacio. Por tanto, nos estamos refiriendo a un paisaje mesetario de pseudoestepa cerealista en el que los ecosistemas ligados al medio acuático resultan de gran valor ecológico, tanto por su escasez relativa, como por su posición en el entramado paisajístico, constituyendo verdaderas islas de biodiversidad. Entre estas zonas húmedas, destacan la laguna Cifuentes, La Segoviana, la laguna Grande de Valverde Enrique; la laguna Linos o la laguna de los Adobes, por su importancia para el mantenimiento de algunos hábitats y especies de flora. Se trata de lagunas endorreicas, generalmente temporales y con fuertes oscilaciones estacionales de agua que aparecen en el nivel inferior de la unidad geológica denominada Borde Norte de la Cuenca Terciaria del Duero, entre los ríos Esla y Cea, coincidiendo con una red fluvial de escasa competencia, sobre amplias terrazas cuaternarias medias y altas, escalonadas, de poca pendiente, muy desarrolladas y bien conservadas, con abundante material arcilloso, que recubren los materiales terciarios compuestos por gravas y cantos en una matriz arenosa-limosa, con carbonatos y una porción importante de arcillas que impiden la percolación en profundidad de las aguas superficiales. A esta escasa pendiente y marcado hidromorfismo de los terrenos se une una escorrentía superficial caracterizada por arroyos estacionales con escasa capacidad de incisión y transporte.
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Omaña Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat)
(Categoría UICN: No aplica)
Situado en el noroeste de la provincia de León, este Espacio se caracteriza por un paisaje abrupto donde conviven el modelado glaciar y fluvial y en el que están presentes tanto sierras, con picos que superan los 2.000 m y que delimitan este espacio al oeste y al suroeste, como profundos valles asociados básicamente al río Omañas y a su tributario, el río Vallegordo. En las zonas más altas se intercalan pastizales de montaña y matorrales rastreros. En las vertientes de umbría de los principales valles aparecen manchas de bosques entre los que destacan los más extensos abedulares de la cordillera Cantábrica, mientras que el resto del territorio está dominado por melojares, en general, fuertemente explotados y por brezales y escobonales, resultado de fuegos continuados o del abandono de cultivos de centeno. En menor medida se desarrollan los pastizales (de muy distinta composición según el grado de manejo y la altura) y otras formaciones boscosas como los hayedos, pinares, robledales albares, acebedas (como pequeños rodales dentro de otros bosques o formando masas por si solos de gran valor y con un sotobosque distinto al de las masas con las que contacta), y avellanares (que aparecen de modo puntual en contacto con robledales). En los fondos de valle destacan los prados de siega, ricos en elementos de importancia en la conectividad ecológica como las sebes, persistiendo tramos fluviales con notables bosques de ribera, principalmente alisedas. En los valles encajados de alta montaña las saucedas ocupan los bordes de los cursos fluviales y torrenteras. En este territorio es destacable la fuerte participación de los abedules en los bosques riparios. Aparecen también en los fondos de valle, aunque escasamente, plantaciones de chopos. De forma más puntual, asociados a los arroyos y los abedulares son frecuentes los herbazales megafórbicos y las comunidades fontinales de escasa extensión. Asimismo, en vaguadas o zonas donde se encharca el agua, podemos encontrar brezales higrófilos y comunidades turbícolas. Completan este paisaje silíceo dominante los abruptos resaltes rocosos silíceos y los pedregales y canchales silíceos asociados a ellos; los más llamativos aparecen en zonas de gran altitud donde comparten Espacio con enebrales rastreros y vegetación quionófila y turbícola. Por lo excepcional que resulta en este entorno, destacan también algunos roquedos de calizas y dolomías.
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Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat), Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Espacio situado al norte de la provincia de Palencia, formando parte de la Montaña Palentina en la vertiente meridional de la cordillera Cantábrica. Se trata de un territorio muy montañoso y que se caracteriza por las elevadas altitudes de sus cumbres con picos de más de 2.000 metros como el Curavacas (2.528 m), Peña Prieta (2.538 m) o el Espiguete (2.450 m) y por los fuertes desniveles en los fondos del valle que pueden situarse sobre los 1.000 metros. Desde el punto de vista geomorfológico, las calizas de la Montaña Palentina han permitido un importante modelado kárstico, sobre todo tipo hipógeo (Sima del Espigüete, Sima del Anillo, Cueva del Cobre, Cuevas de Tremaya). Durante el Cuaternario, el glaciarismo fue muy importante como así lo atestiguan los circos, umbrales, valles en artesa y sistemas morrénicos terminales que constituyen un conjunto típicamente alpino. Se trata de un territorio bastante complejo geológicamente con sustratos paleozoicos de diferente naturaleza (calizas, pizarras, conglomerados, areniscas...). La variedad de sustratos, exposiciones, pendientes y condiciones climáticas (algunas zonas del sur del Espacio están sometidas a condiciones de clima mediterráneo, mientras la mayor parte del mismo está inmerso en condiciones atlánticas), así como el rango altitudinal (están representados los pisos supramediterráneo, montano y subalpino) favorecen la presencia de una gran variedad de comunidades vegetales y de gran interés botánico. En este espacio nacen los dos ríos más importantes de la provincia, el río Carrión, en la Laguna de Fuentes Carrionas (2.230 m) y el río Pisuerga en la Cueva del Cobre, al sur de la Sierra de Peña Labra. En el valle del río Carrión contrastan las fuertes pendientes de escasa cobertura vegetal y predominio de roca con valles de amplia cobertura arbustiva, mientras en la cuenca del Pisuerga destacan por el contrario la presencia de extensas masas arboladas que se asientan sobre un relieve menos acentuado. Estos dos ríos y sus afluentes presentan tramos embalsados dentro del espacio (embalses de Compuerto, Camporredondo, Requejada y Cervera-Ruesga). Asimismo, se encuentran presentes numerosas turberas y zonas húmedas de gran interés como la Turbera de Cantos, Turbera del Sel de la Fuente, Turbera del Ves, Lago del Pozo de Curavacas, Laguna de Fuentes Carrionas, Laguna de las Lomas, Laguna del Ves y Laguna de Pozo Oscuro. Entre las formaciones boscosas encontramos encinares (Quercus ilex subsp. ballota), melojares (Quercus pyrenaica), quejigares (Quercus faginea subsp. faginea) y hayedos acidófilos y calcícolas (Fagus sylvatica). A estos tipos de bosque hay que añadir los enebrales de sabina albar (Juniperus thurifera), aquí en su límite norte de distribución en la península Ibérica. Cabe mencionar la existencia de una pequeña y singular tejeda (Taxus baccata) con ejemplares de gran talla y las acebedas (Ilex aquifolium). Los matorrales son también muy variados, destacando los del piso subalpino con enebrales de Juniperus communis subsp. alpina en zonas elevadas sobre sustratos silíceos y sabinares de sabina rastrera (Juniperus sabina) a las mismas alturas, pero sobre sustratos calcáreos. Los pastizales de siega y de diente y los diferentes pastos de altura, añaden riqueza al conjunto. Son destacables además las ricas comunidades de pedreras y roquedos.
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Las Tuerces Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat)
(Categoría UICN: No aplica)
Las Tuerces se sitúan en el extremo noreste de la provincia de Palencia, limitando con la provincia de Burgos. Constituye el límite occidental del ámbito de las Loras, formando parte del estribaciones surorientales de la cordillera Cantábrica, si bien en su totalidad pertenece a la Región Mediterránea. Como el cercano espacio protegido de Covalagua, el aspecto geomorfológico es el que proporciona un carácter diferencial a Las Tuerces, tanto por el sinclinal colgado que ocupa la mayor parte de su superficie como por el pequeño cañón calizo de La Horadada formado por la acción del río Pisuerga sobre los materiales del sinclinal y donde se localiza una gran concentración de cavidades. La culminación central del páramo presenta manifestaciones kársticas, de notable interés geomorfológico y ambiental, como relieves ruiniformes o lapiaces. Los rebordes del páramo están formados por cortados calizos poblados con vegetación casmofítica, que dan paso a laderas pobladas de arbolado y matorral de carácter mediterráneo. Las zonas de valle circundantes están en su mayoría ocupadas por cultivos agrícolas de secano. Además del inherente interés geológico y geomorfológico, el Espacio alberga comunidades vegetales de gran interés biogeográfico, destacando las formaciones casmocomofíticas y las esciófilas nemorales que se desarrollan en los intersticios de los sistemas kársticos y en las profundas grietas sombrías. Cabe destacar, en este sentido, la gran importancia a nivel nacional del karst de Las Tuerces para la flora pteridofítica caliza, con varios taxones muy escasos en este contexto geográfico. Con un uso hasta un pasado reciente mayoritariamente ganadero (hoy día prácticamente desaparecido) y en menor medida agrícola, en la actualidad el Espacio mantiene extensas plantaciones de pinos negrales y albares en la plataforma de culminación del páramo, que se alternan con encinares. En las zonas más abruptas (colapso de dolinas, escarpes y otros afloramientos calizos y kársticos) se desarrollan densas y diversas formaciones arbustivas y arbóreas. Son también destacables los quejigares "de cabecera" que se mantienen en los tramos más pronunciados de las laderas de este páramo. En el caso de las exposiciones más netamente umbrías, quedan algunos pies dispersos de hayas, fresnos, tejos y acebos que testimonian la dominancia de estos bosques en estas laderas, que actualmente se encuentran en un estadio arbustivo de regeneración vegetal.
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Covalagua Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat)
(Categoría UICN: No aplica)
Covalagua se sitúa al noreste de la provincia de Palencia, en el límite con la provincia de Burgos y Cantabria. Se encuentra en las estribaciones más occidentales de los Páramos de la Lora, en la zona de contacto entre los relieves de la cordillera Cantábrica y los materiales sedimentarios de la cuenca del Duero. El páramo de Covalagua, también denominado Lora de Valdivia, es un gran sinclinal colgado donde se desarrollan fenómenos de modelado kárstico tales como dolinas, lapiaces, uvalas, cuevas y surgencias que configuran un espectacular paisaje de gran interés geológico y geomorfológico. Este territorio presenta tres tipos de superficies claramente diferenciadas, la llanura esteparia de la culminación del páramo, que ocupa la mayoría del espacio y donde los usos ganaderos son predominantes, las laderas que la rodean, en buena parte forestales, y la campiña entorno a los núcleos urbanos que limitan con el Espacio, donde se localizan superficies cultivadas, fundamentalmente de secano. En el extremo norte del espacio y refugiado al abrigo de los paredones del mirador de Valcabado pervive un hayedo basófilo xerófilo de gran interés, apareciendo en las zonas más bajas de este lugar una mancha de melojar maduro y repoblaciones de pinos (Pinus radiata, P. nigra y P. sylvestris). En el valle de Covalagua destaca una formación tobácea con su facies de musgo asociada a la surgencia presente, así como un quejigar donde aparecen pies aislados de hayas, tejos o acebos. En las inmediaciones del río Covalagua se dispone un bosque mixto de ribera y en el resto de las laderas del espacio conviven principalmente masas mixtas de rebollo y quejigo con orlas espinosas, aulagares pulviniformes de Genista hispanica subsp. occidentalis y terrenos cultivados. En el tercio más septentrional de la plataforma de culminación del páramo, destacan las plantaciones de coníferas que presentan una escasa productividad, habiendo afectado el subsolado al sustrato rocoso. La superficie del páramo, donde los suelos someros son predominantes, está poblada fundamentalmente por tomillares, destacando la presencia de formaciones vegetales particulares de las dolinas con taxones de interés. También destaca la abundante representación de la vegetación casmofítica que coloniza y prospera sobre las paredes y afloramientos calizos distribuidos por el espacio. Existe un extenso y singular campo de dolinas en la plataforma de culminación del páramo, con algunas muy bien conservadas que albergan bosquetes de álamo temblón y avellanares de elevado interés de conservación.
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Montes del Cerrato Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat)
(Categoría UICN: No aplica)
Este Espacio está formado por varias áreas dispersas situadas en las provincias de Valladolid y Palencia, con una pequeña representación también en la provincia de Burgos. Los Montes del Cerrato están conformados por una extensa paramera hendida por abundantes valles de erosión y sedimentación que conforman las campiñas circundantes. Se trata de un paisaje árido y orográficamente accidentado, en el que a la vez dominan los extensos, planos y horizontales páramos, de cuyos cerrales y cuestas se desgarran cerros, tesos, alcores, lomas y barrancas, testigos de sus valles de origen erosivo y sedimentario. Los niveles más elevados de esta paramera estás formados por calizas, mientras que en las cuestas y niveles inferiores afloran margas, arenas y yesos. Se trata de una zona que ha sido modelada por los usos agrarios tradicionales, con fondos de valle y páramos con superficies dedicadas a los cultivos cerealistas de secano, que en muchos casos conservan manchas y retazos de vegetación mediterránea. Entre los páramos y los valles de erosión se encuentra la zona media o cuesta. Estas cuestas están ocupadas ocasionalmente por quejigares y carrascales y de forma mucho más frecuente por matorrales ricos en labiadas en los que no resultan raras las plantas gipsófilas de alto interés florístico y las comunidades vegetales ligadas a los afloramientos de yesos (conocidos como aljezares). Estas manchas de vegetación natural son las que han tratado de seleccionar para formar parte del Espacio. Los páramos presentan carrascales (Quercus rotundifolia) y quejigares (Quercus faginea) bien conservados y de alta representatividad e incluso en algunas ocasiones contienen sabinares de sabina albar (Juniperus thurifera) con ejemplares de gran porte. Estas formaciones forestales presentan una clara vocación protectora, situándose sobre suelos empobrecidos por su elevada pedregosidad. Los encinares y quejigares generalmente son de bajo porte, debido al uso que tradicionalmente se ha hecho de los mismos, esto es, el pastoreo extensivo y la obtención de leña para el consumo tradicional. Por otro lado, las formaciones de ladera han tenido y tienen una clara vocación de protección del suelo frente a los procesos de erosión, tanto eólica como hídrica. Así en las laderas y en los suelos más pobres encontramos formaciones de pastizal-matorral y bosquetes de encina y/o quejigo (en menor medida sabinares o pinares), mientras que en las ubicaciones con menor pendiente y suelos favorables están ocupadas por cultivos agrícolas.
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Riberas del Rio Carrion y afluentes Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat)
(Categoría UICN: No aplica)
La zona propuesta incluye varios tramos fluviales de la subcuenca del río Carrión, en concreto, tres tramos del río Carrión, un tramo del río Cueza y el arroyo Valle. Es notable la vegetación de ribera, dominadas por bosques galerías de sauces y álamos o de alisedas en los tramos altos de las cuencas fluviales. El Espacio se encuentra situado en una zona antropizada, con un uso agrícola muy intenso, ya sea de secano o de regadío en la zona de vega, con numerosas plantaciones intensivas de chopo, donde la vegetación queda relegada fundamentalmente a la zona de ribera. La estructura fundamental del Espacio está integrada por el bosque de galería de alisos acompañados en los nacientes por formaciones arbustivas de sauces y abedules; y en las zonas medias y bajas por bosques de gran porte formados por sauces y álamos blancos, acompañados por prados de inundación instalados en suelos calcáreos en algunas vegas, así como comunidades de pastos secos de tipo subestepárico. Además, existen en el tramo bajo algunos enclaves de cauces profundos estacionales y/o abandonados por el canal principal del río con un funcionamiento muy característico y de gran interés. La orla externa de las riberas, en gran parte del territorio, entra en contacto directo con los reductos de vegetación zonal (representada por encinares y quejigares) y con amplias zonas de cultivo dominadas por el regadío y el cereal de secano.
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Canal de Castilla Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat)
(Categoría UICN: No aplica)
El canal de Castilla fue construido entre 1753 y 1849 con el fin de facilitar el transporte de grano y mercancías mediante un sistema de barcazas movidas por caballerías. En 1959 perdió definitivamente este uso, siendo empleado principalmente a partir de esa fecha como un canal de riego. El cauce del Canal tiene una sección trapezoidal, con una anchura y profundidad variable dependiendo de los tramos, entre 11 y 22 metros de anchura y 1,80 a 3 metros. El canal se encuentra actualmente muy naturalizado, presentando un bosque de galería de gran porte en el que destacan las alamedas y saucedas blancas, acompañadas por herbazales encharcados en algunos tramos. En determinados enclaves existe una dominancia de helófitos, en detrimento de otros tipos de vegetación, derivada de los dragados periódicos que se realizan para el mantenimiento del canal.
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Riberas del Rio Pisuerga y afluentes Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat)
(Categoría UICN: No aplica)
El Espacio incluye varios tramos fluviales de la subcuenca del río Pisuerga: dos tramos del río Pisuerga, dos tramos del río Valdavia, un tramo del río Boedo, un tramo del río Odra, un tramo del río Pequeño del Valle Cabarroso, y los arroyos Santa Coloma y Vallejuncal. La mayor parte del Espacio se configura fundamentalmente en torno a los tramos medios y bajos de los cauces principales (Pisuerga y Odra) y en torno a pequeños tributarios a menudo de flujo intermitente. El cauce principal del río Pisuerga se caracteriza en su tramo alto por la presencia de saucedas arbóreas con abundantes chopos y fresnos y un sotobosque muy diverso en zona de transición entre la montaña cantábrica y la meseta. Las especies mejor representadas son chopos (Populus nigra), así como numerosas especies de sauces (Salix spp), fresnos (Fraxinus angustifolia y F. excelsior) y avellanos (Corylus avellana). El fondo de los valles está ocupado en los tramos medio-altos por cultivos cerealistas con alternancia de pequeños espacios para las formaciones de herbáceas ligadas a las zonas de manantial y los herbazales. Poseen una elevada importancia las zonas encharcadas cercanas a las laderas, donde se desarrollan junqueras y fenales. En el valle principal en zonas bajas el bosque ribereño apenas posee dimensión lateral debido a la ocupación agrícola-forestal de la vega, donde predominan las choperas de producción y la agricultura de regadío. Es destacable el importante papel que juegan a lo largo del todo el recorrido las numerosas islas interiores del cauce donde se mantiene la vegetación riparia prácticamente inalterada con profusión de chopos, álamos, sauces y fresnos. Igualmente, resultan de relevancia los sotos en las zonas de caudal permanente, los pequeños humedales ligados a las orillas del cauce y las zonas fontinales de la base de las laderas.
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Montes Torozos y Paramos de Torquemada-Astudillo Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat)
(Categoría UICN: No aplica)
Este Espacio se encuentra formado por seis áreas separadas situadas en el C y W de Valladolid y S y SE de Palencia, con una pequeña representación también en el SE de la provincia de Burgos. La parte vallisoletana corresponde a los Montes Torozos y la palentina y burgalesa a los Páramos de Torquemada-Astudillo. El paisaje dominante del entorno es el de las extensas, y planas parameras hendidas por abundantes valles de erosión y sedimentación anchos y planos con la extensa llanura cerealista y entre ambos las zonas medias o cuestas con cerros, tesos, lomas y barrancas. La topografía se va suavizando hacia occidente, desapareciendo prácticamente el paisaje de páramos en los Montes Torozos (Valladolid) y las características cuestas margosas. Los niveles más elevados de estas parameras están formados principalmente por calizas, mientras que en las cuestas y niveles inferiores afloran margas, arenas y yesos. Se trata de una zona muy intervenida y modelada por la mano del hombre para usos agrarios (principalmente en las zonas más llanas correspondientes a los fondos de valle y los páramos). Los escasos restos de vegetación existentes en la zona corresponden a fondos de valle, cuestas y páramos en general poco aptos para la agricultura. Se trata fundamentalmente de manchas de monte mediterráneo, fundamentalmente quejigares y encinares, en algunos casos en formaciones mixtas con pino piñonero (Pinus pinea), y diversas comunidades herbáceas y, sobre todo arbustivas, principalmente seriales de dichos bosques; destacando las masas forestales y las comunidades vegetales ligadas a los afloramientos de yesos (conocidos como aljezares). Estas manchas de vegetación natural son las que han tratado de seleccionar para formar parte del Espacio. Por tanto, lo constituyen formaciones de páramo y ladera, asociados a un sistema eminentemente forestal de clara vocación protectora, que se sitúa sobre suelos empobrecidos por su elevada pedregosidad. En las zonas elevadas (páramos) de los cerrales, aunque también en las cuestas, es donde se ubican preferentemente las formaciones forestales (principalmente de encinar y quejigar, pero también sabinar), generalmente de bajo porte, debido al uso que tradicionalmente se ha hecho de los mismos, esto es, el pastoreo extensivo y la obtención de leña para el consumo tradicional. Por otro lado, las formaciones de ladera han tenido y tienen una clara vocación de protección del suelo frente a los procesos de erosión, tanto eólica como hídrica. Así en las laderas y en los suelos más pobres encontramos formaciones de pastizal-matorral y bosquetes de encina y/o quejigo (en menor medida sabinares o pinares), mientras que en las ubicaciones con menor pendiente y suelos favorables están ocupadas por cultivos agrícolas. Finalmente señalar que en el interior de la zona más occidental se encuentra el pequeño embalse de "La Santa Espina".
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Laguna de La Nava Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat)
(Categoría UICN: No aplica)
El Espacio comprende los humedales de ?La Nava?, ?La Güera? y ?El Hoyo? procedentes de la recuperación en 1990 de una pequeña parte del complejo histórico de humedales endorreicos de ?La Nava?. La antigua laguna de La Nava fue uno de los humedales interiores de mayor extensión de España con una superficie de lámina de agua de unos 8 kilómetros de largo por entre 3 y 5 kilómetros de ancho, con aguas someras y oscilando la superficie inundada, según las precipitaciones de cada temporada, alrededor de las 2.500 hectáreas de superficie media que ostentaba la laguna de la Nava antes de ser desecada entre los años 40 y 50 del pasado siglo. En la actualidad la superficie de la laguna de la Nava ronda las 300 hectáreas, siendo inundada, anualmente, de manera artificial mediante el transporte de agua procedente del canal de Castilla. La Laguna de la Nava se encuentra situada en la comarca de Tierra de Campos, caracterizada por su paisaje deforestado, con un relieve llano o ligeramente ondulado, típico de campiña, dedicado en su mayor parte al cultivo agrícola de cereales de secano. Mantiene todo el año extensas superficies de pastizales de encharcamiento temporal y canales con vegetación palustre bien desarrollada. Sus aguas son someras, estando inundada desde el otoño hasta que se seca de forma natural en los meses estivales. En el Espacio se pueden encontrar tanto zonas húmedas con lámina de agua estacional como criptohumedales (zonas húmedas pero sin lámina de agua), con muy buena representación de comunidades acuáticas de hidrófilos y helófitos, entre las que destacan las praderas de caráceas, junquillos y castañuelas y la presencia abundante del junco florido (Butomus umbellatus). También están bien representadas la vegetación y especies propias de estanques temporales mediterráneos y la vegetación halófila y subhalófila.
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El Rebollar Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat)
(Categoría UICN: No aplica)
La ZEC ?El Rebollar? se encuentra situada en la sierra de Gata al suroeste de la provincia de Salamanca, en las estribaciones occidentales del sistema Central. Sus formas son redondeadas, suaves y escasamente abruptas. Se localiza sobre los materiales más antiguos del zócalo ibérico aflorando pizarras, granitos y cuarcitas. La altitud oscila entre los 650 m y los 1.580 m, destacando el Pico Jálama con 1.492 m. El clima es mediterráneo subatlántico atemperado, con precipitaciones medias abundantes que alcanzan los 1.500 mm en algunos puntos. En relación a la vegetación del espacio, en el pie de monte destacan los excelentes bosques de roble rebollo (Quercus pyrenaica). Estos bosques se encuentran entre las manifestaciones más extensas de esta formación en la península Ibérica, si bien la presión antrópica ha hecho que su superficie se vea algo mermada. Son también significativos en el entorno los pinares, tanto naturales de pinos mesogeanos endémicos como de repoblación, constituidos en este último caso por pino negral (Pinus pinaster) y, de forma más reducida ocupando las estribaciones serranas, pino silvestre (Pinus sylvestris). Ya con una representatividad superficial marcadamente inferior, aparecen otras formaciones boscosas como castañares, que ocupan zonas con influencias atlánticas o, en las zonas más xéricas, encinares. En las cotas más altas abundan los matorrales pirófitos, principalmente de Erica australis, herencia de los grandes incendios que han afectado a esta sierra. El Espacio constituye la cabecera del río Águeda, en cuyas márgenes y la de sus afluentes encontramos excelentes bosques de galería, predominando por su estado de conservación las alisedas, pero también con buenas manifestaciones de fresnedas y saucedas. Aunque aparecen de forma puntual es también relevante la existencia de determinados hábitats azonales como zonas higroturbosas, roquedos y cuevas.
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Riberas de los Rios Huebra, Yeltes, Uces y afluentes Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat)
(Categoría UICN: No aplica)
El Espacio incluye tramos de los ríos Huebra, Yeltes, Uces, Maillo, Morasverdes, Gavilanes y Tenebrilla, así como de los arroyos Zarzoso, Navia de Fiuncia, Zarzosillo, Moresna, Madriega, Vallefrío, Campocerrado y Cilleruelo. En total suman unos 240 km lineales de cauces. Todos son tributarios del río Duero, y su orientación y flujo es predominantemente hacia el oeste-noroeste. Se trata de unos cauces de tramo medio que discurren por terrenos fundamentalmente de dehesas y pastizales, rodeadas ocasionalmente de masas más boscosas de rebollos y encinas. Son ríos propiamente mediterráneos, con un régimen muy dependiente de la pluviometría, y con acusados estiajes que pueden llegar a interrumpir el flujo, permaneciendo pozas aisladas. La mayor parte de los tramos están rodeados de dehesas ganaderas, con un bosque de ribera muy escaso, excepto algunas fresnedas para el ramoneo del ganado. En áreas próximas a la ribera son frecuentes las áreas ocupadas por prados húmedos. En tramos más encajados donde existe una mayor vegetación de ribera, ésta se caracteriza por la presencia de sauces arbustivos (predomina Salix salviifolia), alisedas y fresnedas (Fraxinus angustifolia). Al acercarse a los Arribes del Duero, se empiezan a formar gargantas y tramos más rápidos sobre terreno más escabrosos. Existen pocos represamientos y de escasa entidad.
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Riberas del Rio Tormes y afluentes Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat)
(Categoría UICN: No aplica)
La ZEC Riberas del río Tormes y afluentes es un espacio situado entre las provincias de Salamanca y Ávila que por sus características tiene un amplio rango ecológico, que abarca desde tramos de piedemonte en los arroyos Becedillas y Corneja hasta zonas con anchas vegas fluviales cuando el Tormes discurre por las amplias llanuras del Campo Charro. En conjunto está constituido por ocho tramos fluviales de la subcuenca del río Tormes, cuatro de ellos en este río, que abarcan desde la localidad de Barco de Ávila hasta el inicio de la zona de reculaje del embalse Almendra, excluyendo únicamente las zonas incluidas en los embalses de Santa Teresa y Villagonzalo y el tramo en el que el río atraviesa el alfoz y el casco urbano de la capital salmantina; y el resto incluyendo las zonas de mayor interés natural de los arroyos Corneja, Becedillas, Moranejas y Aravalle. El río Tormes presenta un régimen hidrológico muy regulado, en especial por el embalse de Santa Teresa, lo que condiciona la naturalidad y funcionalidad de los tramos fluviales situados aguas abajo. Esta considerable variabilidad de sus características ecológicas hace posible distinguir diversas zonas ambientales significativamente diferentes y singularizadas. Mientras que en los tramos altos, los arroyos de cabecera se encuentran en un estado de elevada naturalidad, los tramos bajos incluidos en la ZEC presentan un intenso uso antrópico de las márgenes del río. En las zonas de cabecera del río la estructura fundamental del Espacio está formada por bosques de galería de alisos, acompañados por sotos de chopos y álamos, con fresnedas termófilas en los suelos húmedos en las vegas y saucedas arbustivas en las primeras líneas de las márgenes fluviales. Determinados cauces se corresponden con una tipología de ríos mediterráneos de caudal permanente con abundante vegetación acuática sumergida y flotante con dinámica lótica y acarreos de gravas en las aguas altas. En los tramos medios y bajos, con una mayor anchura y elevado nivel de trenzado del cauce, con presencia de islas de gran tamaño, se trata fundamentalmente de un espacio ribereño formado por bosques de galería y sotos de gran porte, y puntualmente con estancamientos ligados a meandros abandonados del cauce principal. Salvo pequeños tramos donde están asentados algunos sotos o el canal principal del cauce que está trenzado en varios brazos, a lo largo del río Tormes el bosque ribereño natural apenas posee dimensión lateral debido a la ocupación de la llanura de inundación por parte de cultivos agrícolas de regadío y de choperas de producción.
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Arribes del Duero Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat)
(Categoría UICN: No aplica)
Arribes del Duero comprende la margen izquierda de dicho río a su paso por las provincias de Zamora y Salamanca, donde hace frontera entre España y Portugal. El Espacio incluye también las arribes originadas por los tramos finales de varios afluentes del río Duero (Esla, Tormes, Uces, Huebra, Camaces y Águeda). El paisaje queda caracterizado por una suave penillanura evolucionada en la que la erosión ha permitido el afloramiento de materiales de origen paleozoico y de naturaleza fundamentalmente granítica. El Duero junto con los tramos finales de sus afluentes, mediante su acción erosiva, ha ido generando, a lo largo de más de 100 km, profundos valles sobre paredes escarpadas con desniveles superiores a los 200 m, alcanzándose incluso los 400 m en algunos tramos, hasta conformar las arribes, arribas o arribanzos, como se denomina en la zona a estos valles fluviales encajados. El paisaje del Espacio queda caracterizado por una penillanura de superficie ondulada y las acusadas pendientes que limitan los ríos, con espacios de transición en los que las laderas, tradicionalmente, se han cultivado mediante la construcción de bancales con "paredones" de mampostería de piedra. En la penillanura se puede encontrar un rico mosaico de bosquetes y dehesas de quercíneas (encina, melojo, y alcornoque), mezclados con otras especies arbóreas (quejigos y fresnos), matorrales (piornales, aulagares, retamares, escobonales, jarales, tomillares y cantuesales), pastos y cultivos de secano (trigo, cebada, centeno y vid). Estas formaciones se encuentran a menudo separadas por las cortinas, paredes de piedra que sirven como cerramientos tradicionales de fincas y huertos, constituyendo un elemento fundamental del paisaje del Espacio. En las laderas con un menor afloramiento granítico que han visto alteradas su fisionomía por la mano del hombre, creando abancalamientos, permanecen cultivos de olivos y almendros, favorecidos por la existencia de una temperatura media anual más suave que en la penillanura, debido a la menor incidencia de los vientos, una fuerte insolación, precipitación media mayor y ausencia de heladas en el interior de los valles y cañones. Allí donde el aprovechamiento agrícola se ha abandonado estos cultivos han sido desplazados por melojares, encinares y enebrales. En los valles encajados, con laderas de elevada pendiente y mayor presencia de afloramientos graníticos, aparecen bosques de quercíneas, enebrales y matorrales, con presencia en los arribanzos de otras especies arbóreas como cornicabras (Pistacia terebinthus), madroños (Arbutus unedo), arces de Montpellier (Hacer monspessulanus), almeces (Celtis australis) y alisos (Alnus glutinosa) en el entorno de cursos fluviales. Por último, es de reseñar que prácticamente la casi totalidad de las aguas del río Duero en el Espacio se encuentran embalsadas por una sucesión concatenada de diferentes presas (Villalcampo, Castro, Miranda do Douro, Picote, Bemposta, Aldeadávila y Saucelle), lo que ha supuesto la pérdida del sistema ecológico original y la desaparición de las riberas del río Duero en este tramo.
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El sistema de referencia nativo de los datos es WGS 84 (CRS84) en coordenadas geográficas -  EPSG 4326.

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