Suncus etruscus (Savi, 1822) Nombre:

Musgaño pequeño

Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

11223

Presenta una distribución surpaleártica que abarca desde el norte de Africa y sur de Europa hasta Asia central y suroccidental. En Europa su presencia se circunscribe a la cuenca mediterránea, donde ocupa la mayoría de las islas, excepto las Baleares, y desde la mitad meridional de Portugal hasta la costa occidental del Mar Negro, en Bulgaria. Habita también en la Isla de Tenerife. En la Península Ibérica la especie presenta una amplia repartición, faltando únicamente en el cuadrante noroccidental y en zonas de altitud.

No existen datos sobre la reproducción de la especie en España. En el sur de Francia, el ciclo reproductor en la naturaleza se inicia a principios de primavera y finaliza en otoño. En cautividad, los machos alcanzan la madurez sexual unos quince días antes que las hembras. Los primeros acoplamientos se producen a finales de abril y el período de gestación oscila entre 27 y 30 días.

A lo largo del ciclo reproductor, una hembra produce por término medio unas tres camadas, aunque en condiciones excepcionales puede duplicar este valor. Generalmente, el parto tiene lugar a primeras horas de la mañana y suele durar entre 10 y 15 minutos. El número de embriones por camada varía de 2 a 5, con un valor medio de 3,5.

Después del nacimiento, la hembra se ocupa, inmediatamente y con frecuencia, de los jóvenes y abandona el nido sólo para alimentarse o defecar. Las crías nacen totalmente desnudas y con un peso aproximado de 0,25 g. Los párpados están soldados y los ojos son sólo visibles a través de la piel.

A partir del cuarto día empiezan a emerger pequeños pelos, incoloros y tenues, en el dorso y en la cabeza, pero el pelaje no es completo hasta el undécimo día de vida. Los ojos se abren a las dos semanas y los jóvenes inician sus salidas al exterior, formando la típica caravana de los crocidurinos (ver las especies del género Crocidura), a partir de los 16 días. A las tres semanas, momento en que finaliza la lactancia, ya presentan las dimensiones y el aspecto de un adulto y se dispersan para llevar una vida independiente.

La madurez sexual se alcanza al año siguiente del nacimiento. La vida media es de 18 meses, aunque en cautividad puede llegar a los dos años y medio.

Es una especie de requerimientos típicamente mediterráneos. Habita sobre todo lugares abiertos y es frecuente en olivares, viñedos, maquias, garrigas y campos de cultivo abandonados. También puede ocupar bosques poco densos de encinas, alcornoques, pinos y castaños. En estos ambientes, se refugia casi siempre en muros o bajo acúmulos de piedras, cubiertos por vegetación herbácea.

En Cataluña, la especie se localiza preferentemente en lugares con una precipitación anual inferior a 1.000 mm y una temperatura media anual superior a los 5ºC. En general, no sobrepasa los 1.000 m de altitud.

Presenta una dieta carnívora que incluye una gran variedad de presas de origen animal, exceptuando aquéllas protegidas químicamente, muy quitinizadas o de tamaño excesivo. A lo largo del día, llega a consumir el equivalente a dos veces su peso corporal. Aunque no ingiere alimentos vegetales, suele mordisquear las aceitunas probablemente por su elevado contenido oleoso.

En general, S. etruscus se manifiesta como una especie sociable, aunque el grado de competencia intraespecífica depende de la época del año, del estado sexual y de la abundancia de alimento. Así, mientras que durante el período reproductor presenta una comportamiento sexual promiscuo y existe una fuerte atracción social entre los individuos emparentados, durante la etapa de reposo sexual aumenta la agresividad intraespecífica en ambos sexos. En caso de falta de escasez de las presas habituales puede darse el canibalismo.

La actividad es polifásica y principalmente nocturna, con máxima intensidad antes del alba. En condiciones desfavorables, especialmente de disponibilidad de alimento, el musgaño enano puede presentar torpor diario, de varias horas de duración, que llega a suponer un ahorro energético de un 15%. Durante los períodos de cambio de pelaje aumentan las fases de actividad, tanto diurnas como nocturnas.