Anthus pratensis (Linnaeus, 1758) Nombre preferente:

Bisbita común

Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

12019

A escala peninsular, muestra una distribución asociada a las tierras bajas costeras y a las grandes depresiones fluviales, evitando sistemas montañosos. Presenta una mayor frecuencia relativa en las cuencas del Guadalquivir y en los tramos medios del Duero, Tajo y Guadiana, son importantes las planicies extremeñas, y es menos abundante en las cuencas de ríos mediterráneos, aunque en las desembocaduras de éstos se producen concentraciones destacadas. En la cornisa Cantábrica, el bisbita pratense se rarifica desde el País Vasco hacia Galicia (Tellería et al., 2008a, 2009). En las islas Baleares resulta abundante, especialmente en las áreas de baja altitud de Mallorca.

En las islas Canarias se muestra como un invernante regular, pero escaso. Su distribución durante la época reproductora en la península Ibérica se restringe a territorios colinos y montanos del sector central de la cordillera Cantábrica (Carrera en Martí y Del Moral, 2003). Por tanto, las zonas costeras mediterráneas y atlánticas, así como las depresiones fluviales peninsulares son abandonadas progresivamente durante la migración prenupcial, mostrando una fuerte estacionalidad en la distribución espacial de esta especie.

Durante el invierno, las poblaciones reproductoras del centro de Europa, la cornisa atlántica y Fenoscandia migran a la península Ibérica. De hecho, en la base de datos de anillamientos y recuperaciones del MARM existen recuperaciones de aves anilladas en las áreas de cría de prácticamente todo el continente europeo, desde Reino Unido hasta Rusia (MARM, 2011). Las recuperaciones en la cornisa Cantábrica se concentran en el País Vasco (Tellería et al., 2009), debido al cuello de botella formado por los Pirineos y la costa atlántica y a una mayor tasa de establecimiento de poblaciones migrantes en regiones próximas a esta zona que supone la entrada a la península Ibérica de la ruta migratoria atlántica (Galarza y Tellería, 2003; Tellería et al., 2009).

A grandes rasgos, en la península Ibérica se encuentra asociado a ambientes abiertos como pastizales, herbazales y ambientes agrícolas (Cano en Del Moral et al., 2002; Suárez-Seoane et al., 2002). Atendiendo a las 22 categorías ambientales estudiadas, se aprecia una notable selección de ambientes agrícolas y de mosaicos agropecuarios con pastizales, herbazales y matorrales de escasa cobertura, siendo todos ellos ambientes propicios para su alimentación, basada en larvas y adultos de invertebrados. En el norte de España, en paisajes agrícolas, se ha observado que estuvo presente con mayor frecuencia en ambientes abiertos y con cobertura de suelo significativa (Suárez-Seoane et al., 2002). Las mayores probabilidades de aparición sobre unidades de 100 km2 se dan (en promedio en el 57% de los muestreos por cuadrícula), con una configuración ambiental de muy escaso desarrollo de arbolado y matorral, a menos de 690 m de altitud media y con una temperatura media invernal superior a los 8,6 ºC.

En el archipiélago balear aparece en el 59% de los recorridos por cuadrícula cuando ésta promedia menos de 670 m de altitud y alberga más de 17 km2 de cultivos de secano. Los mosaicos agropecuarios de alta fragmentación, en los que generalmente concurren los ambientes anteriormente descritos, junto con los cultivos de secano, albergan las mayores densidades, sobrepasando en ambos casos largamente las 100 aves/km2 (210 y 140 aves/km2, respectivamente). Estas densidades son mayores que las obtenidas en campos cultivados del centro peninsular, donde se calculó una densidad de 60 aves/ km2 (Suárez et al., 2004), algo menor que la estimada en campos en barbecho en Portugal, con 104 ± 78 aves/km2 (Moreira et al., 2002), sugiriendo una mayor calidad del hábitat en mosaico agropecuario fragmentado.

Cuando los campos son arados o presentan rastrojos, sin lámina de agua, las densidades son menores (Suárez et al., 2004), aunque esto puede ser debido a una menor detectabilidad en este ambiente (Atkinson et al., 2006). Los cultivos inundados y los herbazales merecen especial atención, ya que a pesar de encontrar densidades cercanas a las 50 aves/km2 en estos ambientes, los muestreos realizados con transectos ofrecen un detalle menor (Atkinson et al., 2006) y pueden albergar densidades mayores. De hecho, en Cataluña, las densidades mayores se alcanzan en cultivos de regadío, con 332 aves/km2, y sistemas abiertos asociados a zonas húmedas, con 249 aves/km2 (Pons en Herrando et al., 2011).

Sin embargo, también se ha propuesto que la ruta migratoria del bisbita pratense invernante influye en la abundancia del contingente invernal, independientemente de las condiciones ambientales, decreciendo desde el norte y hacia el oeste (Galarza y Tellería, 2003). Los ambientes seleccionados positivamente durante la invernada y aquellos más intensamente utilizados en la península Ibérica son similares a los observados en Gran Bretaña (Wilson et al., 1996; Mason et al., 2006), Europa central (Vanhinsbergh et al., 2002) e Italia (Farina, 1987). Los factores que mayor correlación positiva mostraron con la abundancia de bisbita pratense en estas regiones fueron la cobertura de herbazales (Mason y Macdonald, 1999; Atkinson et al., 2006), la altura de los herbazales (Perkins et al., 2000; Dierschke y Barlein, 2004) y la presencia de rastrojos en campos de cultivo (Gillings et al., 2008).

Desconocido. Nidificante: mínima.

Propuestas: - Protección legal estricta y control de la caza ilegal. - Control de plaguicidas.